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Al borde del abismo: el suicidio en tiempos de pandemia

Mario Rodríguez Ramón

Entre la bruma y la densa atmósfera de problemas que la pandemia ha representado para el mundo, el papel de la salud mental en la vida de las personas cobra mayor relevancia conforme se han ido visualizado los múltiples efectos que el último año y medio ha traído. El suicidio es una cuestión de salud pública que ocupa un lugar importante entre las problemáticas de la sociedad. A lo largo del tiempo ha sido estudiado desde distintas perspectivas aunque lo cierto es que pese al arduo trabajo de los profesionales por concientizar, la salud mental sigue sin ser lo suficientemente considerada en el quehacer cotidiano de muchas personas.

Las consecuencias que la pandemia ha generado son de tipo económico, político, y social pero fuera de una visión general, al interior de los hogares se viven verdaderas luchas a las que han tenido que enfrentarse millones de personas y las cuales se han agudizado con la presente situación. El proceso casi automatizado en el que se viven las labores cotidianas puede colocar un débil velo entre la realidad y nosotros, un velo que ante las mínimas alteraciones puede disolverse en el aire y dejar al descubierto las realidades atroces a las que tantas y tantos hacen frente, porque vivir no es fácil. Plantar cara a las dificultades económicas y emocionales ha exacerbado las enfermedades metales padecidas en el mundo, aunado al confinamiento esto ha terminado por impactar de manera alarmante en las cifras de personas que en estas circunstancias tan extremas recurrieron al suicidio como última alternativa. Y es que pese a los intentos admirables desde distintos frentes por brindar atención psicológica y el acompañamiento debido, es imposible dar abasto ante la escases de recursos, y la falta de una cultura que priorice la salud mental.

Desde luego, existen múltiples factores que desencadenan estas tragedias. No basta con un viento fuerte para derribar un árbol, se necesita de una verdadera tormenta. No es un tema menor. Millones de personas en el mundo padecen problemas de depresión, los cuales al ser desatendidos y combinarse con una variedad de alteraciones o sucesos, pueden fácilmente terminar provocando una desgracia. Las afectaciones de las enfermedades mentales han tenido diferentes intensidades de acuerdo a grupos de edad. De manera general y de acuerdo con cifras de la OMS, en casi todos los países del mundo los individuos menores de 15 años se suicidan menos y las personas entre15 y 49 años se suicidan más. Los adultos mayores de 70 años o más también tienen representatividad en este grupo. A partir del año 2015, el suicidio es la segunda causa principal de defunción en la población mundial de entre 15 y 29 años (después de los accidentes de tránsito). En los adolescentes de entre 15 y 19 años, es la segunda causa de muerte en las mujeres (después de las afecciones maternas) y la tercera en los hombres (después de los decesos por violencia y nuevamente accidentes de tránsito).

Se observa que las solicitudes de apoyo psicológico, presentadas directamente por la personas que lo necesitan, o bien por alguien cercano son comúnmente por sentimientos de soledad y aislamiento, cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, tristeza, estrés, miedo, ansiedad, depresión, trastornos del sueño, adicciones, episodios de violencia intrafamiliar, ruptura de relaciones interpersonales, entre otros. Son muchas perspectivas de afrontar las dificultades que se presentan en distintas medidas, a diferentes personas en diversas situaciones. La posibilidad de hacer frente a ello pasa no sólo por una cuestión de voluntad como algunos estigmas invitan a pensar sino por una cuestión profunda de recursos, apoyo cercano, y correctas condiciones de tratamiento a las que tristemente muy pocos tienen acceso.

Nada en este mundo podrá jamás compensar todo el daño causado. Existirá una huella de estos tiempos oscuros que perdurará aún no sabemos cuánto tiempo, y entre tanto, en medio de la tragedia debemos vislumbrar la necesidad de hablar de un tema tan incómodo. Iniciar un lento y largo camino para priorizar la salud mental, entender la relevancia de la empatía, la solidaridad, y aprender a comprendernos como seres vulnerables, frágiles.

Porque al final, está bien admitir que las cosas no están bien.

Bibliografía.

  Organización Mundial de la Salud. Suicidio. Datos y cifras. (Consultado el 25 de agosto de 2021) Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide

  Organización Mundial de la Salud. Prevención del suicidio, un imperativo global. (Consultado el 25 de agosto de 2021) Disponible en: https://www.who.int/publications/i/item/9789241564779