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Manifiesto contra el olvido

Manifiesto contra el olvido

Diecinueves/Nueves

Josué Emiliano Palau Rodríguez

 

El 19 de septiembre se agrupa como un cúmulo de vivencias individuales que, sumadas, difícilmente podrían ser agrupadas bajo un solo término: dolor, desesperación, desesperanza; cada palabra que se intenta asignar resulta pequeña. A cuatro semanas de distancia, brillan aún gigantes las lágrimas de los que perdieron a alguien, de los que volvieron de sus trabajos o escuelas para encontrarse sin hogar, de los que impotentes vimos las ruinas de los edificios por los que día a día pasábamos, de los que abrazamos, aunque fuese a la distancia, a los padres y madres, hermanos y hermanas, amigos y amigas, que se vieron de repente con la llama de la esperanza apagada, al ver los puños en alto para escuchar que debajo de esos muros -de esas rocas, de ese polvo- la vida física había sido del todo arrancada. 

Durante días los altavoces -las miradas, las manos, los rezos, las ganas- se volcaron al cielo para expresar lo que más dolía y movía nuestras almas: por acá, una sobrina o hija o nieta toma en sus manos la bocina para gritar a través del viento a la persona que ama, debajo de los restos de su departamento de dos metros reducido a unos centímetros de piedra; gritaba ella -y él, y todos- también a quienes hombro a hombro buscaban tender la mano a esa vida que aún latía para escuchar entonces toda la belleza del mundo en el indiscutible sonido de la respiración. Todas y todos, en donde nos encontráramos, callamos entonces para escuchar, a través de los muros, de las calles y los escombros, esa respiración; y callamos también, porque no había más, bajo la aplastante desesperanza: ni voz, ni latido, ni respiración. Se volvían también los ojos a las listas, en cartones, cartulinas y hojas que entre los postes y en las esquinas eran colocados con los nombres de aquellos a quien el temblor no pudo llevarse, y que vivían para ser con nosotros un futuro que, ahora, cubierto por polvo, no podía ni podría verse igual. Y mientras brigadistas y su labor tenían su propia lucha, luchaba también el orden gubernamental por dar la respuesta que ellos y ellas merecían y reclamaban.

 

A cuatro semanas, la ciudad volvió a su vida regular. Los autos pasan, la gente corre, los cascos y las palas se vieron sustituidas por trajes; pero, pese a las apariencias, nada ha vuelto a ser normal. Nada puede regresarnos lo que se llevó ese día: ni nuestra paz, ni nuestra calma, ni nuestra plena felicidad; pero si algo puede nacer de una tierra tan árida como la de la tragedia, vale la pena marcarlo en la memoria para jamás olvidar.  No debemos olvidar a quienes nos fallaron: aquellos que debían gobernar este país, aquellos que debían, desde prevenir, hasta dar respuesta a la tragedia, y nos fallaron. Hoy, en negro y blanco, en todas las primeras planas, ya no vemos los nombres y rostros de los nueve hermanos fallecidos en Ciudad Jardín, los diez de Petén 915, los veintiséis de Rancho Tamboreo 11, los cuarenta y nueve de Álvaro Obregón 286, ni el resto de las y los 324 mexicanos fallecidos el martes diecinueve de septiembre; no, vemos las disputas y debates entre los políticos y su gente, sobre quién donó o quién donará, sobre quien enmendó o quién enmendará los daños y el sistema; leemos las propuestas de los líderes del frente amplio, y de los partidos sin frente, sobre transformar la forma en que se financian los partidos políticos, pero esta discusión y todas las propuestas a su alrededor no deben hacernos olvidar que ellos nos fallaron a todos: al esquivar la atención con discursos vanos y promesas vacías, al concentrar en centros y bodegas del gobierno la ayuda que la sociedad civil organizada, con toda su pasión y empeño, mandaba a las comunidades de Morelos más alejadas para darla después, bajo su administración y conforme a su experiencia, dosificada; al alargar su respuesta, o peor aún, al haber dejado que su gente y sus pueblos se quedaran sin nada mientras en sus casas (regidores, presidentes municipales, gobernadores) tenían pisos llenos de lujosas habitaciones vacías y un zoológico en el jardín con un par de llamas importadas. El sistema nos falló, desde el gobierno federal hasta los mandatarios municipales, y aunque ahora, a diferencia del sismo que tiró la ciudad en 1985, la marina y el ejército estaban tras cinco horas ya en las zonas de derrumbe, cumpliendo con su deber, nada quita que de la tragedia, políticos y políticas hayan querido acaparar los reflectores y las primeras planas. Y hoy, con ese fin, proponen la barbaridad de privatizar la obtención de recursos de los partidos. Pero nosotros, la sociedad que se organizó tras moverse la tierra, no queremos sus atropellos, ni sus discursos que se brindan de dientes para afuera. 

 

Exigimos, que los organismos del gobierno, diseñados para atender la tragedia se vuelvan eficaces y eficientes, que actúen como y cuando deben; exigimos que se cese ya el despilfarro, que si los partidos políticos reciben sus cuotas del Instituto Nacional Electoral (INE) no sea para imprimir playeras y gorras con los rostros de sus candidatos, sino para hacer campañas claras, donde hablen de sus ideas y proyectos y no solamente de las ya acostumbradas promesas proselitistas; que todos los niveles de gobierno se aprieten el cinturón y reduzcan gastos, empezando por la enorme cantidad de recursos que se pierden debido a la corrupción, y que con ese dinero, las miles de familias que aún hoy duermen en albergues, tengan de nuevo un techo bajo el cual guarecerse y un lugar al que llamar hogar; exigimos que se endurezcan las leyes, y que el compadrazgo no sea ya la única normativa al dar concesiones para la construcción, que se cese la edificación irresponsable, que se deje de poblar las colonias que la moda gentrificó, y que las zonas populares donde ser de escasos recursos fue sinónimo de vivir en edificios y casas indignas e inseguras no sean más epitafios de lo que pudo ser de haber actuado y construido conforme a la ley; por último, exigimos que esta participación del pueblo que con el sismo se cimbró no sea nunca más ignorada, y que a partir de ahora, ciudadanía y gobierno, sean, al decidir, una sola voz.

 

Sabina Berman escribió respecto al sismo que “hay una belleza atroz y justa en la tragedia. Lo que tumba se torna inepto. Lo que permanece de pie, indispensable”.  Un viejo México, donde juventud era sinónimo de apatía y enajenación, donde la sociedad civil organizada era solamente una aspiración, donde las redes sociales eran la diversión y procrastinarían por excelencia, donde la corrupción era un pan de cada día, pasado a la fuerza, pero sin atragantar, se derrumbó. De los restos de ese viejo México ha emergido uno más fuerte, en el que sus jóvenes son el motor que toda esta maquinaria requiere para avanzar.

 

Muchas luchas quedan por ser libradas: no debemos olvidar que el desastre no se quedó en la ciudad, no debemos olvidar que aún somos de ayuda en otros estados que, junto con nosotros, lloran y llorarán a sus hogares y fallecidos; no debemos olvidar que las instituciones deben cambiar, que debemos transformar al gobierno, que debemos asegurarnos de que la ayuda llegue a donde deba llegar y siga fluyendo hasta que el último escombro sea removido y la última familia damnificada recupere su hogar, y que debemos involucrarnos como ciudadanos, y como hermanas y hermanos, igualados en los minutos de pánico que el sismo duró. Y si esta vela fue encendida, por la impotencia y el dolor, que sea mantenida con el mismo ardor de los que levantaron escombros, de los que abrieron centros de acopio, de los que prestaron sus cuerpos para ayudar levantando, cargando, llevando y curando, abrazando y consolando, y dando una palmada como muestra de fe en ese México más grande, que, desde hace cuatro semanas, hemos visto nacer. Ha pasado un mes ya desde que la tierra se movió y, aún ahora, se sacuden nuestras conciencias.

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El orden mundial se inclina a la derecha: claves para entender el calendario electoral europeo

El orden mundial se inclina a la derecha: claves para entender el calendario electoral europeo

Mapa de partidos de extrema derecha europeos*

2016 dejó el panorama internacional con muestras de creciente intolerancia en el mundo: el Brexit, el “No a la paz” en Colombia y la elección del candidato republicano, Donald Trump, como líder de la mayor potencia militar. 2017 también nos pone a prueba, pues este año habrá un calendario electoral cuyos resultados determinarán gran parte de la economía europea y, probablemente, sellarán el inicio de una tendencia de ultraderecha en países de primer mundo.


Holanda fue el primer país europeo en tener elecciones, las cuales se llevaron a cabo el pasado 15 de marzo. A inicios de año, lideraba la intención de voto el Partido de la Libertad, coalición de extrema derecha que tiene como líder a Geert Wilders. Conocido por actitudes xenófobas, Wilders pretendía comenzar un proceso de separación de la Unión Europea, el “Nexit”. Además, quería tomar medidas para no recibir refugiados y políticas que atacaban directamente a la población musulmana. A pesar del gran apoyo popular que tuvo la extrema derecha y de que las encuestas le otorgaban más de 25 asientos del parlamento, obtuvo el segundo lugar frente al partido de centro-derecha del Primer Ministro, Mark Rutte. El partido de Wilders obtuvo 20 asientos frente al de Rutte, que obtuvo 33. [2]


El 23 de abril serán las elecciones francesas y la candidata Marine Le Pen, igualmente de ultraderecha, cobra fuerza y probablemente sea necesaria una segunda vuelta de elecciones en mayo por balotaje. La disputa está entre ella y los candidatos Emmanuel Macron, ex ministro de economía y François Fillon, candidato liberal conservador. Le Pen es una ferviente euroescéptica, por lo que también amenaza con salir de la UE.
Alemania será escenario de elecciones el 24 de septiembre. La Canciller Merkel planea postularse para su cuarto mandato, pero su victoria no es probable debido a la impopularidad de sus políticas migratorias en pro de los refugiados. Por su parte, la derecha alemana se consolida con el partido Alternativa para Alemania, promoviendo medidas populistas e incentivando el nacionalismo.


La nueva fuerza de partidos de extrema derecha también se ve en Estados europeos como Grecia, Hungría, Suecia, Austria y muchos otros que culpan a la Unión por la crisis y se oponen a políticas de apertura migratoria. Esta tendencia dramatiza la soberanía y promete al pueblo un proyecto de gloria nacional. Es una nueva ola de chovinismo, cuya retórica consiste en aludir a sentimientos nacionalistas e infundir el miedo hacia un enemigo: para Europa, Daesh y los refugiados, para Estados Unidos, los migrantes. De este modo, 2017 puede traer consigo el reflejo de persistentes creencias xenófobas y etnocentristas, que pensamos eran parte del pasado.

 

 

Publicado el 20 de abril de 2017 

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  1. Estudiante de Relaciones Internacionales en el Colmex.
  2. Miguel Moreno Tripp, “Las elecciones en Holanda y México”, El Financiero, Monterrey, 20 de marzo de 2017 (sec. Opinión).

* Imagen de: http://laika.com.ar/cumbre-ultraderecha-europa-viena/

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Creando un líder: Geert Wilders

Creando un líder: Geert Wilders

El 15 de marzo del presente año se llevarán a cabo las elecciones generales en Holanda, en las cuales se cambiarán a los 150 representantes con que cuenta la Segunda Cámara y así poder formar un nuevo gobierno.

Según encuestas, el Partido de la Libertad (Partij voor de Vrijheid) lleva la ventaja con 24% de los votos , esto representaría entre 36 y 39 escaños dentro del parlamento. Su líder, Geert Wilders, ha sido un controversial personaje en la escena política internacional en las últimas fechas debido a su apoyo a (el ahora) Presidente Trump en la Convención Republicana y por el apoyo que ha tenido constantemente a sus políticas y discursos xenófobos y antiislamistas.

Pero… ¿Cuál fue la base política, ideológica y de discurso que usó el líder para convertirse en la primera opción política holandesa? El discurso antiislámico, xenófobo y nacionalista que representa Wilders, ya se había visto antes en Holanda; aproximadamente hace más de 15 años. Personajes como Pim Fortuyn, líder ultraderechista de inicios de la década de los años dos mil, que tenían ya un discurso nacionalista e islamófobo, habían tenido presencia en Holanda. Frases como: “Hay que llegar al punto de cerrar las fronteras, hay que volver al control aduanero, se acabó el acuerdo Schengen.”, “Yo estoy por suprimir ese raro artículo de la Constitución que prohíbe cualquier tipo de discriminación.” o “El Islam es estúpido, lo digo así, es simplemente una cultura estúpida.” –todas estas pronunciadas por Pim Fortuyn– habrían sido difíciles de entender y soportar en el 2002, sin embargo, la participación de un personaje como Martin Bosma ha sido de gran importancia para el respaldo de Wilders y para la aceptación de frases como estas.

Bosma, un político de la misma línea de Wilders, ha sido de gran importancia dentro de las campañas políticas que ha llevado el líder partidista, así como dentro de la representación en el parlamento y en la formación de un discurso que identifique indudablemente las políticas del Partido de la Libertad. La mano derecha de Wilders, como lo han considerado desde la fundación del partido en 2006, ha trabajado en diversos medios de comunicación y periodísticos, lo que le ha dado la experiencia natural de manejar de manera concreta el discurso de Wilders, su posición ante las cámaras y asesorar al político sobre los momentos primordiales para capitalizar las controversias en que se ha encontrado, como el juicio sobre incitación al odio y la discriminación; coyuntura que lo apuntaló a la cima de las preferencias electorales en Holanda. Bosma ha escrito dos libros influyentes tanto en la ideología como en los fundamentos del partido del cual es principal participante, los títulos que se le reconocen son: “La élite aparente de los falsificadores” y “La minoría nacional”, en ambos, el legislador ha demostrado que su intención siempre ha sido defender la cultura holandesa sobre cualquier otra y demostrar que el multiculturalismo no ha sido mas que el más grande error de la cultura occidental, como lo ejemplifica con Sudáfrica al formarse el Congreso Nacional Africano, donde, según el autor, se cooptó a miembros del mismo por parte de la izquierda holandesa y generó una Sudáfrica “más racista que el apartheid, donde se discrimina de forma sistemática contra los africaners, colonos de origen holandés que tienen tanto derecho al territorio como la población negra”.

Un suceso que marcó la vida política de Bosmar, al igual que la de Wilders, fue el asesinato de Theo Van Gogh, un cineasta y escritor islamófobo. Esto lo expresa al inicio de su primer libro: “ese martes (día del asesinato de Theo) la decisión fue tomada” . A los pocos días, se reuniría con Wilders y acordarían la formación del nuevo partido, mismo que ha crecido exponencialmente en los últimos diez años y que, probablemente, lleve la esperanza a demás partidos ultraderechistas en Europa en los comicios de este año.

Ahora podemos entender que la base política, de comunicaciones y de asesoría en el actuar político de Wilders, siempre ha estado en manos, o en inspiración, de antiguos líderes islamófobos y xenófobos de Holanda. No nos sorprenda entonces que ya haya existido antes, quizá, un Make the Netherlands Great Again!

  

Publicado el 13 de marzo de 2017 

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1. Estudiante de Política y Administración Pública en El Colegio de México.

 

4. http://ctxt.es/es/20170125/Politica/10788/Debate-holanda-elecciones-Geert-Wilders-extrema-derecha.htm

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