Skip to main content

Jair o el viejo fantasma que toca a la puerta

Jair o el viejo fantasma que toca a la puerta

Un viejo y conocido fantasma recorre América Latina, tocando puertas, sonando cacerolas por las calles, pegando sustos de esquina en esquina. De alguna forma reconocemos que el miedo no se ha ido. El temor a su retorno –triunfante, amenazador- ha permanecido. El asunto es que hoy, tras las decepciones democráticas de finales y principios de siglo, este miedo parece difuminado, pequeño a comparación de otros miedos, más nuevos, más frescos, que a ratos parecen tocar más puertas, sonar más cacerolas, y pegar más sustos. El fantasma, aunque casi idéntico, ha sabido modernizarse. Hoy parece menos temible e incluso adecuado. Se presenta como el miedo deseable para atacar –y supuestamente vencer- los otros miedos, los miedos nuevos y frescos.

            Hablar de Jair Bolsonaro a estas alturas parece redundante. Mucho se ha escrito y dicho, mucho se ha atacado, y en los casos más temibles, alabado. Su nombre ya resuena con la misma potencia con que hace meses resonaba el nombre del viejo gran sabio, ese otro fantasma, más fresco y más nuevo, que prometía volver con su cara confiable y su mano suave. Pero Lula ya no es protagonista más que de su propia historia.

            Casi todas y todos sabemos quién es la nueva cara del viejo fantasma: misógino hasta la náusea, homofóbico, intolerante, antidemocrático, violento y militarista. Apenas este domingo ha encabezado los titulares con su 46% de los votos en la primera vuelta electoral brasileña. Atemorizante. Pero, para muchos –muchos más que los que representa ese 46%, fuera de las fronteras brasileñas, en el resto de América- este fantasma es deseable. Porque, para ellos y ellas no debe volver la izquierda. Y para ello prefieren votar por la dictadura de la mayoría, sin darse cuenta que esta mayoría no es más que el cuento de sí misma: católica (o cuando menos religiosa), blanca, machista, de clase media o alta. Esa mayoría que se ha visto oprimida –tan oprimida- por las minorías con los fallidos gobiernos de izquierda. Groso error.

            Podemos encontrar muchos responsables de la crisis en Brasil, empezando con las y los congresistas que, con un discurso divisorio, prefirieron una jugarreta política para deponer a Dilma Rouseff, salvando así sus pellejos, pero poniendo en jaque la institucionalidad del gobierno. Sin embargo, negar los errores del Partido de los Trabajadores (PT), también sería iluso. Y en este caso, reconocer los escandalosos casos de corrupción, que fueron también determinantes en la elección presidencial mexicana hace unos meses es, cuando menos, necesario.

            Hasta cierto punto, el resultado del domingo era predecible desde el momento en que Luiz Inácio Lula Da Silva, expresidente brasileño y líder moral de la izquierda brasileira, quedo fuera del juego. Pero, podemos preguntarnos ¿Qué hizo a Bolsonaro, denominado por el columnista de The Guardian Glenn Greenwald como “el más detestable […] funcionario público elegido en el mundo democrático”, casi ganador de la primera vuelta electoral de este domingo? ¿Qué hace volver a este fantasma de veta dictatorial a las puertas del poder político en uno de los países latinoamericanos más grandes? ¿Es más un fenómeno disruptivo de la tendencia electoral latinoamericana, o una replicación de los sucesos ocurridos en otros países?

            La fragmentación del escenario político y la difuminación de las instituciones es, sin duda una de las respuestas a la primera pregunta. Los dos partidos tradicionales predominantes, el de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y el de los Trabajadores (PT), se mostraron incapaces de canalizar las demandas sociales desde 2013, empezando con la pugna por poner fin a la corrupción. Finalmente, la conflictiva elección del año siguiente, que llevo a una segunda vuelta entre los candidatos de ambos partidos (resultando electa Dilma Rousseff para un segundo periodo), fue el inicio de un resquebrajamiento político y del sistema de partidos cuyo desplome final se daría con la destitución de la presidenta en 2016. A la estrepitosa caída de Dilma le siguió una presidencia de antemano coja: la del debilitado, impopular e ineficaz Michel Temer.

            Aunque de esta debacle se podría responsabilizar a la izquierda de Dilma y Lula, los escándalos de corrupción que pusieron en duda la credibilidad del PT no dejan exento a ningún otro partido político. Los mismos políticos que votaban el fin de la presidencia de Rousseff lo hacían cuidando también sus espaldas. La noción de poder político y su legitimidad se presentaron así, más débiles que nunca, dejando a los poderes ejecutivo y legislativo detrás del aún legitimo poder judicial, concentrado en su propia búsqueda de culpables.

            En este escenario de incertidumbre no resulta tan sorprendente que el candidato que se presenta como el hombre fuerte sea el que represente mayor certeza del porvenir para el electorado de la nación sudamericana, pero ¿es eso suficiente para un voto de estas proporciones al candidato que justifica el uso de la tortura y constantemente retorna a la figura de la dictadura como una realidad deseable?

            En este sentido, el fenómeno brasileño tiene que leerse dentro del contexto del resto de las naciones de América Latina. Desde los distintos procesos electorales vividos de 2016 a la fecha, un fenómeno se ha extendido por toda la región. La vieja derecha, tradicionalmente de raíces católicas, acostumbrada al cabildeo y a la política de salón, se vio en parte suplantada y en parte infundida por una nueva ola de derecha, con tintes religiosos, sí, pero más bien de base evangélica, y cuya labora política se vuelca a las calles. Esta nueva derecha, de la que se ha estudiado poco se ha ido insertando en los sistemas políticos hasta tornarse en uno de los ejes principales en el momento mismo de la coyuntura electoral. Así lo vimos muy claramente en las elecciones de Perú en 2016, hasta el intensivo proceso vivido en Costa Rica a inicios de este año. En ellos, estos liderazgos carismáticos apuntalados por el crecimiento de las iglesias evangélicas, consolidaron una agenda conservadora fundamentada en posiciones reaccionarias frente a los puntos más progresistas de las agendas política latinoamericanas de los últimos años: matrimonio igualitario, aborto, educación sexual, laicidad del Estado y defensa de los derechos humanos. Presentándose como el único antídoto al avance de esta agenda progresista, esta nueva derecha ha puesto en jaque los modos tradicionales de hacer política. No son ni siquiera una alternativa política en términos materiales, sino una opción contestataria que intenta condensar muchas de las inconformidades de la sociedad y reducirla a unos cuantos puntos simplistas, fácilmente representables y atacables. Esta misma conducta es fácil de dilucidar en Bolsonaro, pero de una forma exacerbada como nunca antes. Aquí el discurso de odio no es el de la simple oposición, o de defensa frente al avance de antivalores –que es la postura de la mayoría de estas nuevas derechas-; aquí el discurso es claramente confrontativo y agresivo.

            Por último, una relación que muchos grupos opositores de la izquierda no quieren ver es justo la veta antidemocrática que une a Nicolás Maduro y a Bolsonaro. Tanto en Brasil como en América Latina grupos de derecha, pero también agrupaciones libertarias en expansión, se han decantado velada o abiertamente por Bolsonaro, con tal de evitar un nuevo gobierno de izquierda. Sin embargo, por muchos errores que se le puedan reconocer a la izquierda brasileira, una etiqueta que no puede ser colgada sobre ellos es la de ser antidemocráticos. Bolsonaro, en cambio, ha demostrado, en lo retórico y en su práctica un profundo desprecio por las instituciones y tradiciones democráticas. Así pues, sin afán de parecer determinante, la contienda que se vivirá en la segunda vuelta electoral debe dejar de ser leída como el enfrentamiento entre la izquierda y la no izquierda, y empezar a ser vista como la posibilidad de elegir entre la democracia y la no democracia.

            El papel de Fernando Haddad, candidato presidencial del PT es, sin embargo; titánico. Y todo camino a ganar la presidencia no podrá empezar con el pie derecho mientras se deje de ver al candidato como el embajador de Lula, y se le empiece a ver como la única opción de presidencia democrática.

Continue reading

Existencia. Un breve acercamiento a la causa saharaui

Existencia. Un breve acercamiento a la causa saharaui.

Estimado lector, primeramente permítame hacerle una pregunta: ¿cuándo fue la última vez que se intrigó cómo es la vida otro lugar del mundo? Posiblemente hace mucho tiempo. Solemos concentrarnos tanto en nuestro entorno que a veces creemos que no existe nada más allá de nuestra ciudad o país; sin embargo, la vida, los sueños y la esperanzas también crecen en el otro lado del mar.

     Obviamente, esta perspectiva cerrada a la cotidianidad más próxima no es sólo nuestra: otros, sin importar los países a los que pertenezcan, también ignoran lo que ocurre en otras latitudes. Además, la empatía se forja en principio con información; por ello, mi objetivo en este pequeño texto, será presentarle al lector lo que acontece en el Sáhara Occidental, así como invitarlo a reflexionar sobre este acontecer y que el mismo saque las conclusiones que considere más oportunas sobre la situación de este gran pueblo.

     Los saharauis son los habitantes originarios de lo que históricamente se conoció como el Sahara Occidental Español, una de las dos únicas colonias del país ibérico en África. Al igual que en América, los españoles centraron su actividad en la obtención de recursos,1 pero el territorio también era relevante por su proximidad con las Islas Canarias sin mencionar su importancia como puerta al resto del continente africano y por ende, de los intereses españoles en la región.

     Los años setenta atestiguaron un proceso de descolonización del continente y dentro del territorio saharaui sucedieron las primeras insurrecciones del dominio español bajo el liderazgo de Mohamed Sidi Brahim Basir: por vez primera, se planteó la instalación de un gobierno independiente del territorio en cuestión. Evidentemente, España hizo caso omiso de este reclamo y reprimió brutalmente el movimiento que encabezaba Mohamed Sidi.

     Hasta 1970 que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la resolución 2711, donde reconocía el derecho del Sahara Occidental sobre su libre determinación y exhortaba a España a realizar un referéndum sobre la región.2 El gobierno español, nuevamente se mostró inflexible hasta que no pudo contener la situación: en 1973 nace el Frente Polisario, y con él, el movimiento de independencia saharaui. La población del Aaiún harta del gobierno de Madrid, convirtió la gobernabilidad del territorio se en un problema.

    En un último intento por mantener el dominio español sobre el territorio, el gobierno decidió crear el Partido por la Unidad Nacional Saharaui (PUNS) para facilitar el estatuto de autonomía de 1973 el cual venía con la promesa de celebrar un referéndum año siguiente. El PUNS a pesar de ser una opción para la independencia, resultó ser ineficiente a la hora de conectar con la población, pues su programa seguía más los intereses españoles que los mismos saharauis.3

     Al final, el referéndum prometido nunca se llevó a cabo, y mientras, los intereses marroquíes y mauritanos acechaban la inestable región; esto dio paso en 1975 a la famosa “Marcha Verde” donde civiles y militares marroquíes ocuparon de manera ilegal el territorio, masacrando y desplazando a la población saharaui con napalm y fósforo blanco que obligó a la población a retroceder hacia dentro del desierto.

     A los pocos días, los españoles se desatendieron de la región y firmaron, en medio de la incertidumbre por un desahuciado Franco, los Acuerdos de Madrid. En dichos acuerdos, España cedió la administración del territorio a Marruecos y Mauritania, cuando no había ningún alegato histórico o social que diera derecho a estos dos países a ocupar el territorio. Tiempo después, Mauritania se retiró de este tratado y renunció a sus reclamaciones sobre el territorio, pero Marruecos permaneció firme ante su postura a pesar del rechazo de la comunidad internacional.

     El gran problema que encuentro, es que esta situación no ha terminado; Marruecos mantiene el control del territorio y ha construido unos de los muros más grandes el mundo: los saharauis lo han bautizado como “el muro de la vergüenza” y se extiende a lo largo de 2700 kilómetros.4 Cuenta con radares, artillería desplegada, búnkeres y entre 10 y 40 millones de minas antipersona. El gobierno marroquí también ha reprimido brutalmente manifestaciones a favor de la determinación saharaui dentro del territorio, tal es el caso de las protestas en 2010 en las que más de 19 activistas fueron encarcelados.5 Tal parece que la postura de este se mantiene rígida a pesar constantes denuncias de violaciones a derechos humanos y las declaratorias de organizaciones internacionales; el rey Mohamed IV incluso declaró, cuando el enviado de la ONU Horst Köhler llegó a esta región, que el Sahara Occidental permanecerá en Marruecos sin importar los sacrificios.6

     Mientras tanto, la población saharaui reside principalmente en los campamentos de Tinduf, una región en Argelia donde mujeres, niños y hombres llegaron después del desplazamiento. Cientos de familias viven con una dotación mensual, así como con agua y servicios muy limitados, lejos de la tierra de sus ancestros y con el sueño de ver un día a su patria libre.

    Los saharauis se han enfrentado históricamente a la opresión de otras naciones: muchas familias fueron sido divididas por un muro que persiste hoy en día, otros tantos desaparecieron o murieron durante los enfrentamientos y muchos más viven las insolencias de un clima hostil, lejos de su territorio, enfrentando una gran escasez de recursos; sin embargo, el espíritu de resistencia y esperanza por el futuro de su pueblo los ha llevado a defender su soberanía a nivel internacional en contra de los intereses de las grandes potencias, a resistir y seguir luchando desde su frente

    Como última petición, exhorto que reflexione un momento y se imagine como un saharaui más; seguramente podemos comenzar a considerar que lo que acontece al otro lado del mundo no nos es ajeno, que toda persona y pueblo tiene derecho a la libertad de acción y que podemos acercarnos al Sahara sin la necesidad de trasladarnos miles de kilómetros. Dejo a reflexión un poema sobre la existencia, del poeta saharaui Lilam Boicha que resume bien lo anteriormente dicho:

Existimos
por la inalterable identidad
de esta vida propia.

Existimos
traduciendo el jeroglífico
de las eternas inclemencias.

Existimos
entre el derrumbe de los pozos
y sin el milagro del pasto.

Existimos
con empírica constancia y calendario.7

David Bénitez Julian

dbenitez@colmex.mx

  1. Jesús Contreras Granguillhome, La independencia del Sahara Occidental: Un país nace en el desierto, Ciudad de México, Federación editorial mexicana, 1983, p.27.
  2. Declaración 2711, Organización de las Naciones Unidas, http://www.umdraiga.com/documentos/ONU_resolucionesasambleageneral/A_RES_2711_1970_es.htm, consultado 20/09/18.
  3. Claudia Barona Castañeda, “El Partido de Unión Nacional Saharaui”, Estudios de Asia y África (El Colegio de México), N.165, 2018, p.90.
  4. Francisco Peregil, “El muro marroquí para cerrar paso al exilio saharaui”, El País, https://elpais.com/internacional/2017/03/16/actualidad/1489681041_144103.html, consultado 20/09/18.
  5. Francisco Peregil, “Marruecos impone duras penas de cárcel para 19 activistas saharauis”, El País, https://elpais.com/internacional/2017/07/19/actualidad/1500459285_516593.html, consultado 20/09/18.
  6. “Mohamed VI: El Sahara será marroquí hasta el final de los tiempos”, La vanguardia, https://www.lavanguardia.com/internacional/20171110/432754218113/mohamed-vi-sahara-onu-marruecos.html, consultado 20/09/18.
  7. Lilam Boicha, “Existencia”, Asymptote, https://www.asymptotejournal.com/poetry/limam-boicha-los-versos-de-la-madera/spanish/,consultado 20/09/18.

Continue reading

China y África: en la era del consumo en masa

China y África: en la era del consumo en masa

“More Chinese have come to Africa in the past ten years

than Europeans in the past 400”

Sanou Mbaye, ex-funcionario

del Banco Africano de Desarrollo1

China Town en Johannesburgo, Sudáfrica.2

Si en pleno 2018 uno caminara por las calles de Adís Abeba difícilmente podría creer que hace apenas veinte años, desde la capital etíope, se dirigió una cruenta guerra fronteriza con sus recién independizados vecinos de Eritrea, que dejó como saldo más de 100,000 muertos entre ambos Estados. Al día de hoy, en la Flor Nueva3 florecen rascacielos más rápido que las cosechas de café en las zonas rurales del país, acompañados por nuevos centros comerciales, fábricas de ropa, cemento, alimentos procesados y la particular adopción desde el año 2015 de las dos líneas del Tren Ligero. No obstante, probablemente el monumento más grande de la renaciente capital es la nueva sede de la Unión Africana. Una imponente obra desde la cual se buscará liderar el desarrollo económico, político y social del continente entero.

     

Claramente proyectos colosales requieren apoyo y financiamiento de la misma o mayor magnitud y sólo una nación en la actualidad posee el suficiente capital para realizar proyectos de tal envergadura, no sólo en Etiopía, sino en todo el continente africano. Por supuesto, me refiero a la República Popular China (RPC), cuyas cuantiosas inversiones han transformado las estructuras económicas del continente, con sus subsecuentes cambios sociales y políticos

     El objetivo de este escrito es identificar y analizar los factores estructurales en el sistema internacional que han propiciado el acercamiento y la dependencia entre China y África para promover su crecimiento económico en los últimos años, además de las repercusiones positivas y negativas para las poblaciones africanas, quienes nuevamente se encuentran a merced de otra potencia global en busca de materias primas.

EL ASCENSO DE LA NUEVA POTENCIA EN ÁFRICA

Desde que se realizaron las reformas económicas lideradas por Deng Xiaoping en los años setenta, la nación asiática se convirtió en un polo de inversión para las múltiples compañías extranjeras, que se beneficiaron de las facilidades que otorgó el gobierno para asentarse en su territorio. Una virtualmente infinita mano de obra y abundantes recursos naturales, es decir, una oportunidad insólita para satisfacer las demandas de bienes por parte de los consumidores en Estados Unidos y Europa occidental. De esta forma el proceso de industrialización chino despegó hasta convertirse en el mayor proveedor de manufacturas del mundo.

     Por otra parte, en los años noventa, el colapso de la Unión Soviética se tradujo en la necesidad por parte de las naciones al margen de la contienda bipolar de integrarse al nuevo modelo económico universal, regido por el libre comercio y en donde la República Popular China (RPC) tenía un peso cada vez más preponderante. De esta forma, en los primeros años del nuevo siglo, ante el aumento de demanda china por materias primas y el interés que perdió el continente africano al finalizar la Guerra Fría, Beijing aumentó su presencia en el continente gracias a sus cuantiosas inversiones focalizadas en extraer recursos de la región.4

 

¿QUÉ BUSCA CHINA?

 

La industria china ha crecido de manera exponencial en los últimos años y su insaciabilidad de materias primas se ha concentrado en satisfacer las necesidades de la creciente clase media mundial o simplemente para aquellos que pueden adquirir los bienes manufacturados más básicos. Para completar estos objetivos, cada Estado del continente africano ha estado un papel estratégico al momento de proveer recursos.

     En primer lugar se encuentran los alimentos. En países como Uganda, Senegal, Tanzania y la República Democrática del Congo, Beijing ha comprado amplias extensiones de tierra, con la intención de crear tierras de cultivo o ganado para posteriormente exportar los alimentos a su nación, por ejemplo: soya, haba de soja, maíz, trigo, cerdo, pollo y res. Evidentemente esto ha conllevado una tremenda deforestación en estas zonas del continente.

     Prácticamente África puede cumplir todas las necesidades de materias primas del gigante asiático, desde metales de lujo como diamantes, oro y plata, hasta elementos industriales como cobre, estaño, aluminio y hierro, todos se encuentran a lo largo y ancho del continente Para el caso de los energéticos, el carbón, el gas y esencialmente el petróleo han jugado un papel vital para la RPC, pues alrededor de un tercio de sus demandas energéticas son cubiertas por las Estados africanas, particularmente Sudán, Angola, Gabón y Nigeria.

     En tercer lugar encontramos la búsqueda de nuevos mercados y mano de obra. La primera debido a la necesidad de expandir y vender artículos chinos, con el objetivo de aumentar los consumidores e ingresos de las grandes corporaciones más allá de las fronteras del continente asiático. La segunda se debe a la falta de medidas laborales y de seguridad por parte de las naciones africanas para proteger a sus trabajadores, como los ínfimos salarios. Esto provoca bajos costos de producción, que han alentado el asentamiento de un mayor número de compañías chinas en suelo africano.

     Por último, Beijing ha creado una red de alianzas en el continente que le han brindado su apoyo en diferentes negociaciones internacionales. Sin embargo, el tema que más relevancia ha cobrado es el referente a la República de China (ROC), también conocida como Taiwán y su estatus diplomático.5 En la actualidad, con el rompimiento de relaciones diplomáticas entre Burkina Faso y la ROC en mayo de 2018, sólo una nación africana reconoce a Taiwán como única y legítima portadora de la soberanía del pueblo chino: Suazilandia, ahora conocido como eSwatini.6

     Probablemente este es el mejor ejemplo de cómo la diplomacia del yuan ha alterado la dinámica diplomática y política en el continente.

Un trabajador chino observa mientras los lugareños cruzan un sitio de construcción en Viana, Angola.7

EL DESARROLLO ECONÓMICO AFRICANO

Hoy en día los recursos destinados por Beijing en materia de inversión, ayuda y cooperación son mayores a los destinados por Estados Unidos y Europa en conjunto.8 Evidentemente, y como se ha mencionado, estos recursos han mejorado las capacidades económicas y administrativas de las naciones africanas. No obstante, las inversiones han traído problemas colaterales no previstos o simplemente omitidos por ambas partes.

     El primero de ellos es el dominio de los productos chinos sobre los productos nacionales. Una mayor cantidad de la población ha tenido acceso a nuevos bienes que, gracias a su abaratamiento, se volvieron accesibles para estratos con poco poder adquisitivo. Sin embargo, las incipientes industrias nacionales del continente no han sido capaces de competir contra los precios bajos de sus competidores foráneos y eso ha resultado el cierre y desmantelamiento de buena parte de la industria africana. Además, a mediano y largo plazo, esto puede generar una fuerte dependencia de las naciones africanas en las que en un futuro cercano tanto la oferta como las preferencias de los consumidores se centren en productos chinos y con ello, aumentarían las dificultades para los nacionales de establecer su propia industria. Si bien el Estado debería regular la competencia entre productos chinos y nacionales, en la mayoría de los casos los líderes africanos han preferido alinearse con Beijing.

     En segundo lugar, la dependencia que genera la concentración económica en la exportación de materias primas, aunado a las fluctuaciones que sufren sus precios en el mercado internacional supone un problema fundamental para las economías africanas. Quizás el ejemplo más paradigmático es la dependencia petrolera de Nigeria. Una nación que obtiene casi su totalidad de los ingresos petroleros y que desde el año 2014, a raíz de la caída en los precios del petróleo, ha registrado tasas de crecimiento económico mínimas, historia que se repite una y otra vez a lo largo del continente. La solución ideal sería diversificar sus economías, ya sea con la descentralización de sus commodities, la producción de bienes manufacturados o su inserción al sector de servicios.

     Probablemente la manera más creativa y ecológica de promover su desarrollo económico son los ambiciosos proyectos de “las economías del conocimiento” en Ruanda, Ghana y Tanzania, donde se busca crear focos de desarrollo basados en Tecnologías de la Información.9 Naturalmente son proyectos complejos que no resolverán todos los problemas que aquejan a estas naciones, pero son una buena opción para una economía global cada vez conectada.

LA OLVIDADA VARIABLE DEMOGRÁFICA

Considero necesario resaltar un elemento que no ha cobrado la importancia necesaria en los medios de comunicación y que es fundamental para entender el desarrollo a futuro del continente africano: su explosión demográfica. En el año 2010, la población del continente era de aproximadamente mil millones de personas, mientras las proyecciones moderadas de las Naciones Unidas estiman que para el año 2040 la población será de alrededor de dos mil millones y para el año 2060 de tres mil millones.10 Si el día de hoy países como Nigeria y la República Democrática del Congo enfrentan graves problemas sociales, económicos y políticos, las proyecciones estiman que para el año 2050 Nigeria será el cuarto país más poblado del mundo con 400 millones de habitantes y la RDC el décimo con 200 millones. La situación es aún más dramática en naciones constituidas, prácticamente en su totalidad, por desiertos como Somalia, Níger y Chad, que en la actualidad tienen las tasas de natalidad más altas del mundo y su Índice de Desarrollo Humano se encuentra entre los 5 más bajos de los 188 países que estudia la ONU.11

     La pregunta más importante que surge de esta situación es cómo estas tres naciones, por mencionar sólo algunos ejemplos dentro del inmenso continente africano, podrán dotar a sus ciudadanos de las necesidades más básicas cuando las estimaciones más optimistas estiman que, al menos para el año 2050, cada una duplicará su población. Cómo una nación como Níger, sin salida al mar, con cantidades ínfimas de agua, sin tierras cultivables, sin importantes recursos naturales, más que un poco de uranio, y bajo una constante desertificación podrá satisfacer las demandas de 70 millones de habitantes en el año 2050.

     Quizás está situación podría parecer un tema lejano para las distintas regiones del globo, pero tal y como lo ha demostrado Chin,a no es así. De una u otra forma la explotación de caucho, madera, coltán y uranio, en el ejemplo de los tres países, se ha dedicado a satisfacer las necesidades industriales de agentes foráneos, dejando a las poblaciones locales sin recursos y sin ganancias significativas por su trabajo. A fin de cuentas, el consumo supone quitarle la posibilidad a otro ser vivo, sea humano o no, de satisfacer sus necesidades y durante años el continente entero ha sido saqueado para satisfacer un consumo masivo y exógeno, mientras que las naciones del continente pierden su sustento económico y ecológico a raíz de una vorágine industrial asiática.

LA NUEVA POLÍTICA EXTERIOR CHINA

Desde los años cincuenta, y a raíz de las múltiples intervenciones extranjeras que vivió China en los últimos siglos, uno de los principios rectores de su política exterior ha sido la no intervención en asuntos internos de otros Estados.12 A diferencia de los Estados europeos en el siglo XIX y de Estados Unidos junto con la Unión Soviética en el siglo XX, a la RPC no le interesa intervenir e imponer un modelo económico y político fuera de sus fronteras. Su interés radica en el comercio.

     Probablemente la gran diferencia con el firmamento liberal, representado en el Consenso de Washington, es que Beijing rompe con dos preceptos fundamentales e interrelacionados para Occidente: democracia y libre comercio. Ambos manifestados en la fuerte intervención por parte del Estado chino en la economía y en su peculiar sistema político guiado bajo el modelo de partido único.

     Esta situación abre todo tipo de oportunidades para que Beijing apoye regímenes dictatoriales en Sudán, Eritrea, Yibuti o Zimbabwe A pesar de que Occidente lanza fuertes críticas cada vez que se reúnen líderes de estas naciones con sus contrapartes chinos, no puede olvidarse la innumerable cantidad de dictadores que ellos mismos apoyaron en cuestiones financieras y políticas en cada rincón del mundo, particularmente en África, durante la Guerra Fría. Naturalmente esto no le da ninguna legitimidad a Beijing para apoyar este tipo de gobiernos, pero es curioso que en la supuesta era de la hegemonía democrática liberal, un polo de desarrollo alternativo ha surgido rechazando los elementos clásicos del actual modelo internacional y no sólo eso, ha prosperado y ha expandido su influencia por todo el globo, donde claramente África no es la excepción. No obstante, a pesar de su manifiesto respeto a la soberanía Estatal, la RPC empieza a seguir el camino de las potencias que la precedieron y lentamente empieza a interferir a favor de sus connacionales y de sus intereses.

     Un factor reciente en el campo de la política militar de Beijing es el establecimiento de su primera base militar en el extranjero, cuya importancia radica en dos ejes. El primero es su ubicación, concretamente en la pequeña de nación de Yibuti, localizada en el Cuerno de África, una zona estratégica para vigilar las rutas de comercio internacional. El segundo reside en el peso que significa una base militar para las naciones del continente. Mientras los Estados africanos y sus poblaciones tengan relaciones cordiales con el gigante asiático, no hay razones para que se inquieten, pero en los últimos años se han desatado varios ataques contra las instalaciones de trabajo chinas y múltiples protestas en países como Sudáfrica, Etiopía y Zambia en contra de su presencia y su explotación laboral. Naturalmente Beijing defenderá a sus nacionales, pero aún queda abierta la pregunta sobre qué pasará cuando alguna situación liquide la paciencia de la nueva potencia.

     Un caso paradigmático del creciente intervencionismo chino es Zambia. Nación poseedora de cuantiosas reservas de cobre, que es explotado en su mayoría por empresas chinas. Ante el creciente descontento de la población y los abusos por parte de los contratistas chinos apoyados por las autoridades locales, emergió el líder sindicalista Michael Sata, quien adoptó un discurso crítico en contra de las decisiones provenientes Beijing y se convirtió en presidente de su nación después de su tercera candidatura a la presidencia en el año 2011. Si bien falleció a los tres años de llegar al poder, y años antes había moderado su discurso, no deja de sorprender la campaña de desprestigio por parte de los inversionistas chinos y sus constantes amenazas de retirar sus inversiones de la nación africana en caso de que Sata tomará la presidencia.13 Un evento que más allá de representar una particularidad podría convertirse en la norma en un futuro cercano.

     Por último, resultan increíbles los paralelismos de la RPC con el desarrollo económico de las potencias occidentales en los siglos XIX y XX, que a través de la fuerza o de compañías transnacionales conquistaron nuevos mercados, mano de obra y materias primas. Aunque Beijing no posee un imperio colonial, tiene una creciente zona de influencia alrededor del globo, con compañías nacionales cada vez más fuertes y con una creciente independencia política respecto de sus autoridades nacionales. Todo legitimado bajo la cooperación, el comercio y la industria.

CONSIDERACIONES FINALES

Es innegable la creciente preponderancia que ejerce Beijing en África y su papel fundamental para fomentar el crecimiento económico de este continente. De igual forma, a pesar de todas las críticas que he resaltado a lo largo de este escrito, resulta difícil pensar en cómo los Estados africanos podrían activar sus economías tomando en cuenta todos los problemas que deben afrontar, como lo son: sociedades multiétnicas, multilingüísticas, territorios geográficamente diversos, y en algunos casos, debilidades fiscales, fronteras artificiales y una reciente independencia.

     En general, la RPC ha jugado un papel fundamental para fomentar las economías del continente, pero la inversión extranjera no puede por sí sola paliar las deficiencias y carencias que enfrentan estas naciones. El gasto público y la correcta administración de los recursos extranjeros deben enfocarse en promover y mejorar la calidad de vida de sus habitantes mediante la inversión en salud, educación, vivienda, alimentación, comunicaciones, infraestructura y todo aquello que recae fuera de los intereses foráneos, que corresponden a un sector muy limitado del desarrollo y velan por más por sus intereses económicos que los concernientes al país en el que invierten.

     En todo el continente están naciendo Flores Nuevas al mismo tiempo que se deforestan las selvas. Surgen rascacielos, a costa de las minas y la explotación antes encarnada en la esclavitud y trabajos forzadas, regresó en jornadas laborales de 14 horas. No debemos olvidar que aunque parece lejano, nuestra demanda es lo que alimenta las fábricas en Asia, que a su vez se alimentan con materias primas africanas, obtenidas, claro, con mano de obra nativa. Estamos acostumbrados a juzgar el producto, pero no su producción. Dejamos de relacionarnos por vínculos sociales a conectarnos por cadenas de producción.

     Hace mucho, África dejó de existir sólo en los mapas y a pesar de que aún parece una tierra lejana, ahora, más que nunca, se encuentra en lo que vestimos, usamos y, quiero creer, en lo que pensamos.

  1. The Economist, “Trying to Pull Together: The Chinese in Africa”, https://www.economist.com/briefing/2011/04/20/trying-to-pull-together, consultado el 28 de agosto de 2018.
  2. Quartz, “Chinese migrants have changed the face of South Africa. Now they’re leaving.”, 30 de abril de 2017, https://qz.com/africa/940619/chinese-traders-changed-south-africa-now-theyre-leaving/, consultado el 28 de agosto de 2018.
  3. El nombre de la capital Adís Abeba proviene del amárico y significa Flor Nueva.
  4. La Guerra Fría fue un conflicto de dimensiones globales en la segundo mitad del siglo XX en la que sus dos contendientes, Estados Unidos y la Unión Soviética, lucharon indirectamente por imponer un sistema político y económico global único. Además, cada zona del mundo tenía un papel estratégico, pues cada país podría convertirse en un foco de expansión para uno de los dos contendientes. Al terminar la Guerra Fría, casi la totalidad del continente africano perdió su sentido estratégico y con ello se generó un vacío de poder.
  5. Desde el triunfo de los comunistas en 1949 hay una fuerte disputa entre la RPC y la ROC por definir quién es el heredero de la soberanía nacional. Si bien la RPC tiene un control mucho más fuerte, la disputa aún continúa. Romer Cornejo, “China y Taiwán: explorando nuevas relaciones” en su libro China: Radiografía de una potencia en ascenso, México, El Colegio de México, 2008, pp. 597-601.
  6. El Reino de eSwatini es el único Estado africano que reconoce a la ROC como legítima representante de la soberanía china. Desde principios del 2018 el país pasó oficialmente de llamarse Suazilandia a eSwatini. Reuters, “China wins back Burkina Faso, urges Taiwan’s last African ally to follow”, https://www.reuters.com/article/us-china-burkina/china-wins-back-burkina-faso-urges-taiwans-last-african-ally-to-follow-idUSKCN1IR09W, consultado el 28 de agosto de 2018.
  7. Council on Foreign Relations, “China in Africa”, 12 de julio de 2017, https://www.cfr.org/backgrounder/china-africa, consultado el 28 de agosto de 2018.
  8. Robert Rotberg, Africa Emerges, Londres, Polity Press, 2013, p. 155.
  9. Chris Alden, et al. (eds.), China Returns to Africa, Nueva York, Columbia University Press, 2008, p. 340.
  10. Todas las cifras sobre estimaciones de población y tasas de natalidad pueden consultarse en el siguiente apartado. UN, “Population Division: World Population Prospects 2017”, https://esa.un.org/unpd/wpp/Download/Standard/Population/, consultado el 28 de agosto de 2018.
  11. El índice de Desarrollo Humano toma en cuenta aspectos de salud, educación e ingreso para medir el nivel de desarrollo de los Estados miembros de la ONU. En el caso de Somalia, la última medición se realizó en el año 2012 y los resultados arrojaron un IDH entre los 5 más bajos del mundo. Desde entonces y debido a la falta de información y a la inestabilidad en el país no se ha podido realizar otra vez la medición. PNUD, “Informe sobre Desarrollo Humano 2016: Desarrollo humano para todas las personas”, http://hdr.undp.org/sites/default/files/hdr_2016_report_spanish_web.pdf, consultado el 28 de agosto de 2018.
  12. R. Cornejo, op.cit., p. 311.
  13. Meine Pieter van Dijk, The New Presence of China in Africa, Amsterdam University Press, 2009, p.117-125.

Continue reading

La Venezuela “Saudita”: de la utopía al mito

La Venezuela “Saudita”: de la utopía al mito

Leonardo Gutiérrez Hernández.  

Carlos Andrés Pérez. Presidente de Venezuela entre 1974-1979 y 1989-1993.1

“Diez años desde hoy, veinte años desde hoy.

Ustedes verán. El petróleo nos traerá ruina”

-Juan Pablo Pérez, Co-fundador venezolano de la OPEP, 1970.2

El petróleo ha sido el motor de nuestra sociedad. Ha levantado economías de las ruinas, ha hecho tambalear a los más poderosos y al mismo tiempo ha empoderado y debilitado a todo tipo de gobiernos, característica muy particular de nuestro motor contemporáneo puesto que sus precios bajos o altos siempre conllevan perdedores y ganadores. Mientras unos se benefician de sus precios altos, otros se perjudican para adquirirlo y viceversa. Probablemente el ejemplo más paradigmático de la ambivalencia del oro negro ha sido Venezuela. Un país que históricamente ha dependido de los altos precios del crudo y que ha gozado y sufrido con sus precios. Al punto que dos de los sistemas políticos más renombrados de los últimos tiempos han ascendido y caído gracias al petróleo: la democracia de Puntofijo y la República Bolivariana. De ahí la importancia de analizar la relación histórica entre Venezuela y los precios del petróleo fijados por el contexto internacional.

A finales de los años cincuenta las principales fuerzas políticas de Venezuela: Acción Democrática (AD), Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) y la Unión Republicana Democrática (URD), cuyo peso era menor a los anteriores, firmaron el Pacto de Punto Fijo. Su objetivo era evitar el regreso de los militares al poder que habían gobernado Venezuela en los años cincuenta.3 A partir de entonces, paulatinamente el sistema político venezolano se centró alrededor del socialdemócrata AD y del demócrata cristiano COPEI quienes utilizaron los bajos pero constantes ingresos del petróleo en los años sesenta para fortalecerse

Mientras tanto, al otro lado del mundo y en un acontecimiento que parecería no tener relación con Venezuela, en 1973 Egipto y Siria le declararon la guerra a Israel en un evento conocido como la Guerra del Yom Kippur. Naturalmente Israel tuvo el apoyo de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña lo que le permitió consolidar una victoria parcial frente a sus contrincantes. Sin embargo, y en represalia, los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), lideradas por Arabia Saudita, decretaron un embargo petrolero a las naciones que apoyaron a Israel. En consecuencia, en menos de un año los precios del petróleo se triplicaron y aquellos países con recursos petroleros vieron cómo en cuestión de meses sus arcas financieras estaban repletas de petrodólares. (Imagen 1)

Imagen 1. Precios del petróleo desde 1973 relacionados con eventos globales.4

Venezuela no fue la excepción, era miembro fundador de la OPEP, pero no apoyo el embargo petrolero, puesto que era un aliado incondicional de Estados Unidos en América Latina. Fue gracias a esta alianza que el recién elegido presidente Carlos Andrés Pérez, miembro de AD, inauguró una nueva era para su país: la Venezuela Saudita. Según él, su gobierno tenía el objetivo de “administrar la abundancia con criterios de escasez”, pero lamentablemente no fue así.

Carlos Andrés Pérez fue uno de los presidentes más poderosos en la historia reciente de Venezuela. Primero nacionalizó el petróleo en 1976 y lo concentró en la compañía estatal Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA). Además, creó una multitud de empresas paraestatales con el objetivo de fomentar el desarrollo de la industria pesada y al mismo tiempo realizó programas sociales que buscaron reducir la pobreza y la marginación en su nación. A pesar de las críticas las políticas de endeudamiento fueron prolongadas por su sucesor, Luis Herrera Campins de COPEI, y lamentablemente no había signos de que realmente pudiera disminuir el endeudamiento excesivo. En conjunto, las medidas beneficiaron a buena parte de la población, pero eventualmente el endeudamiento y la mala administración por parte del gobierno provocaron el colapso económico de la nación.

El resto del mundo no fue inherente ante los altos precios del crudo. A finales de los años setenta la Revolución Iraní y el estallido de la Guerra entre Irán e Irak, un año después, motivaron un aumento aún mayor en los precios de los hidrocarburos. (Imagen 1). Era hora de tomar medidas drásticas. En Estados Unidos, por ejemplo, durante los gobiernos de Carter y Reagan los monetaristas tomaron el control de la Reserva Federal. El efecto inmediato fue un aumento brutal en las tasas de interés, medida seguida por otras naciones desarrolladas y prestamistas. La consecuencia directa fue que aquellas naciones endeudadas ahora tendrían que pagar tasas de interés más elevadas que las contempladas al momento de contratar su deuda. De igual forma, y debido a su reciente rentabilidad, nuevos yacimientos petroleros fueron perforados por las potencias de la época en lugares como Alaska, el Mar del Norte y Siberia. De esta manera redujeron su dependencia de las importaciones del oro negro y buscaron otras alternativas energéticas al petróleo, como el carbón o la energía nuclear. Estas medidas provocaron que a mediados de 1981 los precios del petróleo empezaron a bajar (Imagen 1).

El gobierno venezolano no pudo responder y estalló la crisis económica el 18 de febrero de 1983, fecha conocida como el “jueves negro”, ya que ese día se decretó el control cambiario por parte del Estado. Previamente había sido electo Jaime Lusinchi, candidato de AD y quien en plena crisis económica continuó el gasto social desmesurado, pero ahora limitado por la imposibilidad de contraer deuda. Cabe destacar que Venezuela fue el único país de América Latina que no limitó su gasto público, sino que lo mantuvo. Ya sea por motivos políticos o ideológicos, Lusinchi creó un déficit enorme y agotó las reservas extranjeras del país. En ese contexto se creó la Comisión para la Reforma del Estado (Copre), cuyo objetivo era limitar al Estado y aumentar la participación democrática de los ciudadanos, pero Lusinchi no estuvo dispuesto a perjudicar su imagen o a debilitar su fuerza, así que los futuros candidatos presidenciales de 1988 se comprometieron a seguir las recomendaciones de la Copre.5

Nuevamente Carlos Andrés Pérez ganó las elecciones. Los venezolanos veían en él el recuerdo de la Venezuela “Saudita”, pero el contexto petrolero era muy diferente. Precisamente Arabia Saudita hasta 1985 había limitado su producción de petróleo. Su objetivo era aumentar el precio del crudo, pero sus socios de la OPEP no siguieron sus respectivos topes de producción y en represalia los sauditas aumentaron drásticamente la suya (Imagen 2). La consecuencia fue que a finales de los ochenta los precios del crudo eran bajísimos y Venezuela no tuvo otra opción más que reformarse. El camino era la austeridad económica.

Andrés Pérez llegó a la presidencia el 2 de febrero de 1989 con un paquete de reformas neoliberales que descentralizaron y privatizaron buena parte de la propiedad estatal. De igual forma se eliminaron los subsidios a los alimentos y combustibles, lo que provocó un aumento colosal de los precios de estos bienes y una explosión social en los estratos más bajos de la población. El 27 de febrero la capital estalló en un hecho conocido como el “Caracazo” y ese mismo día los protestantes fueron duramente reprimidos por las Fuerzas Armadas de Venezuela con un saldo de al menos 300 muertos.6 En menos de 30 días Venezuela había cambiado para siempre.

En los siguientes años Venezuela recuperó la senda del crecimiento económico, pero la crisis política era cada vez más aguda. El ex presidente Jaime Lusinchi fue acusado de malversación de fondos y en un hecho inédito el 4 de febrero de 1992 el comandante Hugo Chávez realizó un intento de golpe de Estado. No fue efectivo, pero demostró el amplio malestar que azotaba a Venezuela. Un año después, en otro hecho inédito, el presidente CAP fue destituido por el Congreso debido a delitos relacionados con el peculado doloso y la malversación de fondos. En tan sólo tres años, Carlos Andrés Pérez, quien simbolizó el ascenso de uno de los sistemas políticos bipartidistas más estables del mundo, había caído y todo gracias a la volatilidad del oro negro.

En las siguientes elecciones de 1993, Rafael Caldera fue proclamado vencedor. ¿Qué cambió? Todo. En las elecciones de 1988 AD y COPEI sumaron en conjunto el 93% de los votos, para 1993 era sólo el 46%.7 Además, Caldera había sido uno de las fundadores de COPEI, estuvo presente en Punto Fijo y ahora se presentaba en una coalición de partidos diferentes llamada Convergencia. Asimismo, y en un hito histórico, PDVSA nuevamente aceptó inversión extranjera, hechos que molestaron a buena parte del electorado. Las razones de fondo eran simples. Caldera quería aumentar el caudal de fondos que ingresaban a PDVSA debido a la subida en los precios del crudo motivada por las sanciones económicas en contra Irak, a raíz de su invasión a Kuwait, y el descenso en la producción de hidrocarburos por parte de la debilitada sucesora de la Unión Soviética, Rusia. (Imagen 2)

Imagen 2. Cantidad histórica de barriles producidos por los cinco mayores productores de petróleo en 2016.8

No obstante, para 1996 las sanciones económicas contra Irak fueron parcialmente levantadas y la primera crisis económica regional del mundo post-Guerra Fría azotó a la región de Asia Oriental un año después (Imagen 1). El efecto fue tan fuerte que en 1998, otro año de elecciones en Venezuela, la nación sudamericana registró los segundos ingresos recaudados por petróleo más bajos desde la nacionalización de PDVSA y evidentemente esto se reflejó en los resultados electorales. (Imagen 3)

Para las elecciones de 1998, Hugo Chávez optó por el camino democrático y fundó su propio partido: el Movimiento Quinta República (MVR). La alusión era simple, Venezuela había pasado por cuatro repúblicas y la última sería derrotada por él para abrir paso a su Quinta República.9 Su contrincante era Henrique Salas Römer, un antiguo militante de COPEI, que ahora ensalzaba una coalición de políticos tradicionales. En un acto simbólico, tanto AD como COPEI retiraron su apoyo a sus respectivos candidatos y se sumaron al proyecto de Salas Römer. El esfuerzo Salas fue en vano y Chávez ganó con el 56% de los votos. En tan sólo diez años AD y COPEI pasaron de sumar el 92% de los votos a tan sólo el 11% en 1998.10 Cifras extraordinarias.

Como objetivo de su campaña, Chávez había prometido la redacción de una nueva Constitución, que en efecto se realizó, y posteriormente fue aprobada mediante un referéndum en el año 2000. Consolidado en el poder, una de las primeras medidas de Chávez fue reunirse con los miembros de la OPEP para acordar un aumento en los precios del petróleo. Los resultados fueron modestos, pero pronto el contexto se tornó favorable para un aumento sustancial. En el año 2003 Estados Unidos lideró la Invasión de Irak y aunado a la enorme demanda de materias primas por parte de los países del Lejano Oriente, especialmente la República Popular China, fue provocado un nuevo aumento en los precios del petróleo. (Imagen 1)

Ese aumento de precios ha sido el más grande que se haya registrado. Incluso la Crisis Económica del 2008 no lo frenó. Poco tiempo después estalló la Primavera Árabe y, particularmente con el conflicto en Libia, los precios alcanzaron récords históricos (Imagen 1 y 3). Entre el 2004 y el 2013 la recién creada República Bolivariana de Venezuela contó con los recursos suficientes para sustentar sus ambiciosos programas gubernamentales, entre ellas las misiones: un conjunto de iniciativas que buscaron proporcionar el acceso a la salud, educación, alimentos y vivienda a los sectores más desfavorecidos de la sociedad.

De igual forma Chávez no sólo brindó recursos a sus nacionales, también fue vital para ayudar al régimen de los Castro quienes recibieron petróleo barato a cambio de mandar médicos al territorio venezolano. En conjunto, e incluso a pesar de los boicots económicos y petroleros por parte de la oposición a Chávez, el nuevo régimen logró consolidarse en el poder y todo gracias a los recursos provenientes del oro negro. Aquellos fueron años de gloria para el nuevo proyecto político y para Chávez.

Tiempo después, el líder de Venezuela admitió que tenía cáncer y paulatinamente la viabilidad de la República Bolivariana desapareció, literalmente, con el fallecimiento de su líder en el año 2013. El proyecto no sólo perdió a su líder, sino que nuevamente el petróleo debilitó su fuerza. Esta vez fue ocasionado gracias a que Estados Unidos y Canadá habían desarrollado una nueva tecnología conocida como fracking, cuyo objetivo era extraer el petróleo localizado en las lutitas. Un tipo de piedra que almacena hidrocarburos y que sometida a una gran presión con chorros de agua (fracking) libera sus recursos. Para el año 2014 los norteamericanos habían reducido drásticamente sus importaciones de petróleo y estuvieron cerca de consolidar su autoabastecimiento. Mientras tanto la República Popular China enfrentó una desaceleración económica a raíz de la Crisis del 2008 y aunado al surgimiento de DAESH, los precios del petróleo colapsaron (Imagen 1). Ante esta situación Arabia Saudita y sus aliados agrupados en el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo decidieron no bajar su producción de petróleo. Su objetivo era mantener bajos los precios de los combustibles, hacer poco lucrativo el fracking en Norteamérica y debilitar a su enemigo regional, Irán.11

Desde entonces, el sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, ha enfrentado una excepcional crisis económica causada por la recaudación de ingresos petroleros más baja en la historia de Venezuela (Imagen 3). El régimen enfrentó tasas de inflación mayores al 2000% anual en el 2017 y la población está sometida a una escasez crónica de bienes y servicios causada tanto por los opositores al régimen como por la ineficacia del gobierno y el poco favorable contexto internacional.12 La crisis se extendió más allá de Venezuela y Maduro careció de recursos para ayudar a sus aliados cubanos. No por nada Cuba moderó su postura y se acercó a los norteamericanos desde el año 2014.13

Imagen 3. Relación entre ingresos petroleros e inflación por período presidencial en Venezuela.14

En conclusión, hemos visto cómo Venezuela ha estado sometida a los sucesos políticos a lo largo del mundo, particularmente en Medio Oriente, y cómo la subida y caída de los precios de los hidrocarburos han construido y derrumbado dos de sus sistemas políticos en un lapso menor a 30 años. Ya sea el sueño de la Venezuela Saudita o la utopía de la República Bolivariana, ambas se convirtieron en un mito para sus seguidores y al final quienes más sufrieron y sufren son los venezolanos comunes. Las expectativas de los gobernantes no eran endeudar o colapsar el modelo económico de su país, pero en múltiples ocasiones los eventos externos sobrepasaron la capacidad de respuesta del gobierno venezolano. Quizás la lección más valiosa de ambas experiencias, no sólo para Venezuela sino para el resto del mundo, es que la utopía que presenta el petróleo puede convertirse en una pesadilla o simplemente en un mito si no se maneja con cautela.

Por Leonardo Gutiérrez Hernández.  

  1. NotiActual, “Carlos Andrés Pérez en la historia”, http://www.notiactual.com/carlos-andres-perez-en-la-historia/, consultado el 22 de abril de 2018.

2.Teodoro Bustamante y Rommel Lara, El Dorado o la Caja de Pandora: Matices para pensar la minería en Ecuador, Quito, FLACSO, 2010, p. 59.

  1. Rafael Arráiz Lucca, Historia política de Venezuela: 1498 a nuestros días, Bogotá, D.C., Editorial Universidad del Rosario, 2013, p. 355.

4.Rumki Majumdar, “The oil mighty: The economic impact of oil price fluctuations”, https://www2.deloitte.com/insights/us/en/economy/global-economic-outlook/2016/q3-understanding-economic-impact-of-fluctuations-in-oil-prices.html, consultado el 22 de febrero de 2018.

  1. R. Arráiz, op. cit., p. 375.

6.Michael Tarver H. y Julia C. Frederick, The History of Venezuela, Westport, Greenwood, 2005, p. 141.

7.Consejo Supremo Electoral (CSE), Dirección de Estadísticas Electorales, http://www.cne.gov.ve/web/documentos/estadisticas/e006.pdf, consultado el 22 de abril de 2018.

 8.U.S. Energy Information Administration. “Where Our Oil Comes From?”, 8 de junio de 2017, https://www.eia.gov/energyexplained/index.cfm?page=oil_where, consultado el 22 de febrero de 2018.

 9.R. Arráiz, op. cit., p. 389.

10.CSE, op. cit.

11.Guillermo D. Olmo, “5 consecuencias de que EE.UU supere a Arabia Saudita como el mayor productor mundial de petróleo”, http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-42868509, consultado el 22 de abril de 2018.

12.David Landeta, “2 616% de inflación anual en Venezuela ¿Qué significa y qué implica esto?”, 12 de enero de 2018, http://www.elcomercio.com/afull/hiperinflacion-venezuela-2017-significado-nicolasmaduro.html, consultado el 22 de abril de 2018.

13.“¿Podría Cuba ser una potencia minera y petrolera?”, http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/04/150422_economia_cuba_mineria_lf, consultado el 22 de abril de 2018.

14.Wikicommons, elaborado con información del FMI, la CIA y la BBC. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Venezuela_historic_inflation_vs._oil_revenue.png, consultado el 22 de abril de 2018.

Continue reading

El batallón de la muerte y la voz que no se apaga

El batallón de la muerte y la voz que no se apaga

Marielle viajaba en el asiento trasero del auto. Uno, dos, tres… cuatro tiros en la cabeza y muerta. Anderson al volante muere con tres. Sobrevive una y tiene heridas graves. Pasa un mes y nada. Sólo completa impunidad. “¿Cuántos más tendrán que morir para que esta guerra se acabe?”.1

     Así, en un instante ocurrió el atentado que causó la muerte de la activista brasileña, Marielle Franco. Esto sucedió el 14 de marzo de este año. Hoy, a poco más de un mes, el crimen sigue sin ser resuelto. Marielle, originaria de la favela de Maré, socióloga, política, feminista, concejala de Río de Janeiro, defensora de los derechos de la mujer, de la comunidad negra, de los homosexuales, del pueblo de Brasil en contra de la violencia, alzó la voz por minorías, por la mayoría no representada.

     La más reciente lucha de Marielle fue en contra de la militarización en Río de Janeiro. A mediados de febrero, el gobierno de facto declaró la legalidad de la entrada militar en la ciudad para llegar a una solución en materia de seguridad. La intervención federal del ejército se dio a partir de un decreto del presidente Michel Temer que fue aprobado por el Senado y la Cámara de Diputados. La reacción, en general, fue de insatisfacción y desacuerdo con la medida. El rechazo gira en torno al reto en cuestión de derechos humanos que supone la militarización, sobre todo en las favelas y sectores marginados, y es este punto sobre el que se pronuncia Franco.

     Tras el asesinato de tres jóvenes en la favela de Acari, Franco llamó al 41° Batallón de Policía Militar el “batallón de la muerte”.2 Su desacuerdo con la intervención fue – tal vez, junto con su posicionamiento en el escenario brasileño- considerado una forma de radicalismo político. Durante el mes entre el decreto y su asesinato, la activista colaboró con otros actores políticos y de la sociedad civil para expresarse en contra de la medida tomada por Temer. ¿Es entonces coincidencia la proximidad entre ambos momentos? Aún sin respuestas y con pocas pistas, todo apunta a que fue un atentado en contra de Marielle como actora del cambio social y político inmersa en el contexto de militarización. El medio brasileño, TV Globo, aseguró que las balas de calibre de 9mm con las que fue abatida la activista formaban parte de un lote adquirido por la Policía Federal en 2006.3

     El asesinato de Marielle Franco pone en evidencia la violencia que se vive en Brasil y el peligro que corren los que deciden luchar por derechos de las minorías. Es el asesinato de una mujer, una más que se suma a las cifras. Está latente el debate de si el crimen contra Franco se debe ver como un mero atentado político o es también un feminicidio. Para Ela Wiecko, Procuradora de la República en Brasil, debe reconocerse el componente de género en el evento, pues considera que “todo lo que Marielle representa, su plataforma, tiene una resistencia a ese patriarcado brasileño que está en la política”. Brasil es uno de los países con mayores índices de feminicidios; ocupa el quinto lugar comparado con 83 países, de acuerdo con el Banco Mundial.4 Entre 2016 y 2017 se registró un total de 2925 casos, ocho al día, según el Ministerio Público.5 En adición, la desventaja de ser mujer afrodescendiente. Particularmente en el norte del país, los casos de feminicidio de este sector de la población aumentaron 103 puntos porcentuales en la década de 2003 a 2013.6 El atentado es, también, parte del creciente número de asesinatos de activistas. De acuerdo con Amnistía Internacional es el país donde más actos de esta naturaleza se cometen en el continente.7

     Marielle se suma a los números de estas problemáticas que aquejan a la sociedad brasileña. Pero su asesinato se resignifica como algo que trasciende el ser parte de las cifras. Su muerte ha sido, en el último mes, el despertar de los brasileños y el despertar de muchos alrededor del mundo. Se intentó apagar su voz y se logró lo contrario, se encendieron otras miles de voces. Protestas masivas ocurrieron en Río y en São Paulo, exigiendo justicia para Franco y reivindicando su lucha por los derechos y en contra de la militarización. Los ojos del mundo se fijaron en el gobierno de Temer, desde las exigencias de Naciones Unidas y Amnistía Internacional por una investigación profunda, hasta marchas en París. “¡Marielle presente!”.

     Ahora lo que nos corresponde es no dejar que su voz se apague. Su lucha refirió a la situación de Brasil, pero no se limita a sus fronteras. Alude a ti como latinoamericano, a ti como mujer, a ti de tez oscura, a ti como agente de cambio. La memoria de Marielle nos orilla a reflexionar en tantos, tantos temas que no se aíslan en un caso. Nos remite a pensar la militarización, hoy tan discutida en México a partir de la Ley de Seguridad Interior, y el reto que esto presenta a los derechos humanos. Nos remite a los constantes feminicidios en América Latina, a la lucha por la reivindicación de los afrodescendientes, a los asesinatos de activistas, de periodistas, de los que alzan su voz en México, en Brasil, en el mundo.

 

 

  1. Frase de uno de los últimos tuits de Marielle Franco, en el que denunciaba el homicidio de un joven presunto enemigo de la policía militar.
  2. João Soares, “Conmoción por Marielle Franco: “No vamos a dejar morir su voz” ”, Deutsche Welle, 16 de marzo de 2018 (sec. política).
  3. Moisés Naím, “Tras el asesinato de Marielle Franco se despierta un gigante dormido”, El Tiempo, 16 de marzo de 2018, (sec. internacional).
  4. World Bank, “What does it mean to be a woman in Braxil? The answear will surprise you”, 8 de marzo de 2017, [http://www.worldbank.org/en/news/feature/2017/03/08/ser-mujer-brasil], consultado el 15 de marzo de 2018.
  5. Globo, “Brasil registra oito casos de feminicídio por dia, diz Ministério Público”, 23 de agosto de 2018, [https://g1.globo.com/sao-paulo/noticia/brasil-registra-oito-casos-de-feminicidio-por-dia-diz-ministerio-publico.ghtml], consultado el 15 de marzo de 2018.
  6. World Bank, op.cit.
  7. Carol Pries, “Cuatro balazos contra Río de Janeiro”, The New York Times, 22 de marzo de 2018, Río de Janeiro, (sec. opinión).

Continue reading

Alejo Rojas (O cómo perderlo todo en México)

Alejo Rojas (O cómo perderlo todo en México)

Imagina que naces en Nejapa de Madero, Oaxaca. Un municipio donde 3,381 de sus 7,381 habitantes, el 45%, vive en condiciones de pobreza extrema.1 ¿La media nacional? 7.6% en 2016.2 Imagina también tu pueblo, imagina los hogares vacíos que te rodean todos los días, las familias rotas por el flujo migratorio hacia los Estados Unidos.3 En Nejapa no hay trabajo y lo que hay, apenas paga.

     Tú, campesino, obrero, peón, trataste de meter tus manos al mundo de la política. Te uniste al PSUM y después al PRD cuando Cárdenas defectó del PRI. Por un tiempo, inocente pensaste que el cambio podía emanar de las instituciones. Pensaste que tu voz podía ser escuchada.

     Un día, obtuviste un crédito del gobierno del estado. Tilapia y mojarra, hasta 24 toneladas por temporada, lo suficiente para obtener un ingreso bruto mensual de hasta 90 mil pesos4, lo suficiente para lograr escapar con tu familia de la trampa de pobreza que acosa a los mexicanos que nacen en el quintil más bajo de ingresos. La trampa que logra que quienes nacen pobres, mueran pobres5, sin conocer más que las carencias y la desesperación que se vuelven las únicas compañeras cotidianas.

     Imagina, poco después de que recibes el primer apoyo, los caciques locales te exigen un pago de quinientos mil pesos, casi el doble que la totalidad del apoyo que recibirás. Te amenazan, constantemente eres despertado por sus disparos al cielo en la noche, apenas duermes. “No se preocupe, el éxito siempre atrae la envidia” te dice un burócrata, tratando de calmarte. Tú le escuchas, realmente quieres creerle.

     A los días aparece la policía a aprehenderte junto a tu esposa. Son acusados de causar irreparables daños a un cultivo de papaya perteneciente a uno de los ejidatarios locales. Los suben a la patrulla, con sus asientos de frío plástico, y los transportan a prisión. Aún más, durante la redada, dos de tus compañeros son asesinados por las fuerzas policiales al servicio de los caciques.

 

Mientras tanto,

dos años transcurren

y tú y Alfonsina en la cárcel.

 

     Formalmente, no se les imputa ningún cargo, son  sólo unos más, sólo otras víctimas de la detención arbitraria en un país donde esto no es más que el pan de cada día, no son más que otra tragedia cotidiana.

   Y, eventualmente son liberados, tienen $23 pesos en la bolsa. ¿Su hogar? Transformado en ceniza. ¿Su terreno? expropiado. ¿Sus compañeros? muertos. ¿A dónde van? ¿Qué hacen en México dos ancianos después de ser ultrajados? Protestan frente a la Comisión de Derechos Humanos de Oaxaca, presentan su queja y esperan la resolución. Marcha tras marcha, huelga tras huelga, exigen justicia. Alfonsina y tú, solos, tan flacos que apenas una delgada capa de piel les cubre las costillas.

Y un día,

cruzando la carretera,

un automóvil la enviste

para darse a la fuga

 

     Y ella está tan débil, que muere víctima de las heridas. Y bien podrían haber muerto ambos, tú sólo estabas a pocos metros de ella.

Impotente, te tiras sobre la carretera.

 

Y te quedas solo y sin palabras.

     Desde entonces, Alejo ha protestado solo. Ahora, a pocos metros de una estación de policía y de los automóviles que recorren una de las vialidades más transitadas de la Ciudad de México. Ha hecho suya la banqueta. Él, su casa de campaña, algunas cubetas que usa como sillas y una tabla en la que pone los dulces y cigarros que vende a la gente que camina sobre la acera, hacia las oficinas y hacia las múltiples paradas de transporte público cercanas. El ruido, incluso a altas horas de la noche, es la única constante.

     Aún espera respuesta, la espera cada día al levantarte, incluso tras casi 10 días de huelga de hambre y tras 8 años de haber sido encarcelado.

“No es justicia para la gente vieja”, se dices a veces.

     De la Comisión Nacional de Derechos Humanos, o del gobierno de Oaxaca no sabe mucho. Todo trámite parece salido de una obra del Teatro de lo Absurdo, papeleo inútil que procede a ser pasado a través de los escritorios de decenas de burócratas, ninguno con la capacidad de ayudarle. Sigue esperando y sus huesos cada vez se cansan más, están cansados de exigir justicia y de las privaciones; han sido quebrados por la inacción de las instituciones y han sido triturados por la apatía que parecen generar en la gente.

     Las autoridades sostienen que son incapaces, que no hay presupuesto, que la queja sigue siendo procesada. Ésto, pese que el Artículo 4° de la Constitución Política del estado de Oaxaca, mediante el artículo primero del Decreto 1391 indique que las violaciones a derechos humanos deben de ser reparadas por el estado. De hecho, en flagrante violación al artículo segundo, que especifica que la deuda debe de ser también reparada a familiares (mencionando específicamente a las parejas de los afectados), algunas instancias han citado el hecho de que el terreno pertenecía a Alfonsina como un obstáculo para proceder con la reparación de los daños.

     Hoy después de cuatro meses de habitar su tienda de campaña, después de pasar uno de los inviernos más fríos en los últimos treinta años cobijado solamente por una delgada capa de lona y algunas pocas cobijas, sigue elevando la misma consigna a quien sea que la escuche. Sigue exigiendo justicia, sigue con esa sed, que a momentos piensa que no puede mas que ahogarlo. La sed que le hace girar y temblar noche tras noche, la sed que sólo puede expresar en su lema, garabateado en las cartulinas que han sido su única compañía constante, “La Justicia no se Mendiga, se Exige”. Hoy lo único que puede hacer es repetir lo que antes ha dicho y es frustrante, es monótono y es cansado recibir las mismas respuestas a las mismas preguntas, ver día tras día los mismos rostros que se siguen presentando incapaces de dar ayuda.

     Sin embargo, hoy, Alejo Rojas sigue exigiendo justicia con la misma fuerza y con la misma voz ronca. Sabe que es posible que lo siga haciendo por siempre, al menos así lo parece, pero la justicia, bien lo sabe, es lo único que puede sanar sus heridas.

  1. https://www.coneval.org.mx/Medicion/MP/Paginas/Anexo-estad%C3%ADstico-municipal-2010.aspx.
  2. https://www.coneval.org.mx/Medicion/MP/Paginas/AE_pobreza_2016.aspx.
  3. Nejapa se posiciona dentro de los 750 municipios con mayor Índice de Intensidad Migratoria http://www.conapo.gob.mx/swb/CONAPO/Indices_de_intensidad_migratoria_Mexico-Estados_Unidos_2010.
  4. http://www.economia-sniim.gob.mx/2010prueba/PreciosHoyPESQ.asp?prodC=895.
  5. El 36% de los mexicanos nacidos en el quintil de ingresos más bajos son incapaces de abandonarlo. Por el contrario, el 43% de aquellos nacidos en el quintil más alto permanecen en él durante su vida adulta. Sólo el 9.5% de los nacidos en el primero fueron capaces de alcanzar el quinto. http://movilidadsocial.colmex.mx/images/promoviendo-la-movilidad-rc.pdf.

Continue reading

Black Panther (o el pasado que nunca existió)

Black Panther (o el pasado que nunca existió)

Pocas cosas afectan más nuestra vida diaria que el pasado. Como individuos y como miembros de grupos sociales, el “de dónde venimos” tiene un enorme papel en nuestra identidad y nuestro modo de proceder. Para cualquier sociedad definida, ya sea por etnia, religión, raza o una historia en común, el qué sucesos adoptar y cómo incorporarlos en un pasado compartido es tremendamente difícil. Las personas afroamericanas de Estados Unidos sufren de una desconexión con su pasado que considero influye en los maltratos que han sufrido en su país. A diferencia de sus compatriotas europeos o asiáticos, su vínculo con África y sus pueblos está roto, sus pedazos esparcidos por el Atlántico. Es un evento particularmente curioso que una película tan mainstream como es Black Panther consiga convertirse en una suerte de experimento sobre cómo adoptar ese pasado en la cultura afroamericana.

 

  Más allá del éxito comercial o la exagerada violencia a la que este tipo de cine nos tiene tan acostumbrados, Black Panther tiene un tono político muy difícil de evitar. Los eventos de los últimos años han puesto a la luz del mundo que la lucha por los derechos civiles continúa siendo un tema complicado. Contar con una producción predominantemente negra en una película dirigida al público mundial, dentro una franquicia parte del soft power estadounidense, es una jugada riesgosa. Sin embargo acabó siendo una cinta que deja mucho qué pensar. Además, que los descendientes de África busquen un rey de alguno de estos países que los pueda representar y sea el símbolo de vínculo con su pasado no es algo insólito. Es exactamente lo que significó la coronación del rey etíope Halie Selassie I en 1930. Este evento llevó a la creación de una corriente ideológica llamada rastafarismo, representada en la cultura popular por el artista jamaiquino Bob Marley.

  La historia es a grandes rasgos similar a las demás películas que exploran los orígenes de un superhéroes. Después de la muerte de su padre, el príncipe T´Challa regresa a su país de origen para ser coronado rey y enfrentar las responsabilidades que esto conlleva. El título de rey viene acompañado del de Pantera Negra. Este título es parte del mito nacional de Wakanda y tiene como función convertirse en el protector del país, además de una suerte de guía espiritual para su religión. Su país, la ficticia nación de Wakanda, es un paraíso tecnológico aislado del mundo entero. Debido a un metal particularmente valioso, la tecnología de su nación está adelantada por muchas décadas al resto del mundo. Resulta interesante, y personalmente conmovedor, la visión de una ciudad africana moderna sin ningún tipo de influencia occidental. Lo que quizás hubiera sido si se hubiese dejado al continene libre para crecer a su propio ritmo.

  Creo el primer aspecto importante de esta película, en relación con el pasado afroamericano, es cómo se retrata Wakanda. Los modos de vestir y la estética del lugar en general se inspiran en la enorme diversidad cultural del continente. Si bien la mayoría de los esclavos venían de África Occidental, sus descendientes prefieren identificarse con todo el continente. Así, los atuendos masai de Kenia y Tanzania, el lenguaje Xhosa de Sudáfrica o las bufandas Tuareg del Sahara conviven en una escala más manejable. Es la primera vez dentro del cine comercial que veo un intento de retrato de África hecho con tanto detenimiento y que no depende enteramente de las tensas situaciones políticas que muchos de estos países tuvieran o continúan teniendo.

  El segundo aspecto que resalta de la película es el antagonista principal. Este personaje, cuya identidad se mantiene como incógnita la primera parte de la película, es un hombre afroamericano que se asocia con un traficante de armas sudafricano. Me parece extremadamente peculiar que, siendo una película estadounidense, el único personaje negro que no es africano sea estadounidense. La nacionalidad de este personaje, además de sus motivos para justificar sus actos a lo largo de la cinta, sirve como contrapunto para la Pantera Negra. El conflicto de estos dos personajes es en gran medida ideológico. Dentro de la fantasía que esta obra propone, no se excluyen los números actos crueles y salvajes que ha sufrido África y sus personas en la historia. Sin embargo la presencia de Wakanda y su permanente aislacionismo la ponen en perspectiva. ¿Por qué un país de tal adelanto tecnológico y amplios recursos no comparte su prosperidad con los demás? ¿Dónde estaba Wakanda durante los siglos de trata de esclavos? ¿Por qué no ayudó a detener el genocidio del Congo belga o la invasión italiana a Etiopía? ¿Por qué no se preocupó por el bienestar de las comunidades negras alrededor del mundo? La respuesta que el villano da es por mero conformismo. Este personaje busca que estos males sean vengados de una vez por todas y mediante métodos radicales. Mientras tanto el protagonista debe de encontrar una manera de responder estas preguntas de una manera más pacífica y que no amenace las tradiciones de su pueblo.

  Las dos visiones encontradas pueden verse dentro de un proceso dialéctico que culminaría en la conciliación del pasado con el presente. Por medio de este escenario de “¿Qué pasaría sí…?” la película reivindica la posición de los pueblos africanos en la cultura popular y deja una historia heroica que pueda ser tomada por las comunidades negras y puedan decir “esto es mío”. ¿Realmente importa que sea una historia de ficción? Yo creo que no. La historia de África ha sido menospreciada por muchos y eso se puede notar con la mayoría de cursos de historia universal de la educación básica. Las personas afroamericanas han tenido que construir su historia desde cero y han logrado muchas cosas. Personajes como Martin Luther King Jr. o Malcolm X significan algo para el mundo y son héroes modernos, admirables. Sin embargo creo que aun así falta una pertenencia más antigua, que pueda ser comparada a las mitologías de otros países. El nombre de Shaka Zulu no tiene la misma resonancia que el de Alejandro Magno y es probable que sea así por un buen rato. Por el momento deberemos conformarnos con las aventuras del rey T´Challa, las cuales no dudo vayan a inundar el internet de anuncios en cuanto anuncien la casi obligada secuela. Ojalá logren mantener este manejo de ideas en las siguientes producciones.

Continue reading

América Latina y la ardua construcción de la igualdad

América Latina y la ardua construcción de la igualdad

HACE UNAS SEMANAS, casi al iniciar el año, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorIDH) presento una opinión consultiva en respuesta a la petición establecida por el Estado de Costa Rica sobre si estaba obligado o no a extender el derecho de propiedad a las parejas del mismo sexo y si debía reconocer el cambio en la identidad de género de las personas trans que así lo solicitaran. La respuesta contundente de una de las Cortes Internacionales más avanzadas en la protección de los derechos humanos (DD.HH.) fue que sí.

Aunque históricamente la CorIDH había tratado ya casos relacionados con los derechos contraídos por una relación de convivencia entre parejas del mismo sexo (como el caso Duque vs. Colombia, de 2016) o sobre custodia parental de personas LGBTTTIA[1] (caso Riffo y niñas vs. Chile, de 2012), este hecho resulta transcendental porque extiende las obligaciones de respetar el derecho al matrimonio sin distinción de sexo, género y/o orientación sexual, y de reconocer el cambio de identidad de género de la comunidad TTT en documentos oficiales y frente al Estado, como parte de las obligaciones de los Estados americanos contrayentes de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Costa Rica, como Estado solicitante, inmediatamente respondió que acataría la opinión de la Corte, en un ejercicio de pleno apego al sistema interamericano de DD.HH. Por supuesto, tan rápida respuesta despertó susceptibilidades en grupos opositores a esta idea dentro y fuera de Costa Rica.

Desde su publicación sectores conservadores de la población, partidos políticos relacionados con la derecha y distintas agrupaciones de tintes o asociaciones religiosas se manifestaron en contra, arguyendo que la CorIDH buscaba imponer una medida calificada de indeseable en los países parte del sistema interamericano, y ha llevado a profundas discusiones en las Supremas Cortes de Costa Rica y Panamá. Hasta la fecha, de los países adscritos a la Convención sólo cinco han reconocido el matrimonio igualitario (parcialmente en el caso de México), dos reconocen las uniones civiles entre personas del mismo sexo, y diez no reconocen ninguna de las dos figuras.[2]

En México desde 2010 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) reconoció la inconstitucionalidad de negar el acceso igualitario al matrimonio a parejas del mismo sexo, sin embargo, pese a la determinación de la corte, sólo trece entidades federativas han hecho las modificaciones necesarias en sus normativas civiles para garantizar el acceso pleno a este derecho. Hace año y medio, el presidente Enrique Peña Nieto en el marco del Día Internacional de la Lucha contra la Homofobia, propuso modificaciones constitucionales y al Código Civil federal en aras de avanzar en la materia, pero tras mucho revuelo, la iniciativa se vio rápidamente enviada a la congeladora. Por si fuera poco, la reacción de diversos sectores de la población fue similar al de otros países en América Latina al ser tratados estos temas en los últimos años: durante el resto del año la organización denominada Frente Nacional Por la Familia, agrupación relacionada con grupos religiosos (católicos y evangélicos) y partidos con agendas de derecha como el recién nacido Encuentro Social (PES), orquestó la realización de un gran número de marchas en distintas partes del país con el fin de mostrar rechazo a la iniciativa bajo el lema de la “defensa de la familia tradicional”, como si eso apuntara algo sobre la gran diversidad de familias que existen en México. Por si fuera poco, al perder el Partido Revolucionario Institucional (PRI), partido en el poder, un gran número de gubernaturas frente a la oposición de derecha, Acción Nacional, un buen número de actores políticos decidieron que esto era resultado de las pretensiones presidenciales de favorecer a la diversidad sexual, y no necesariamente de los escandalosos actos de corrupción relacionados con su partido.

A raíz de la Opinión Consultiva de la CorIDH la reacción en México y otros países de América Latina ha sido similar, y esto representa un grave problema en miras de importantes procesos electorales en Paraguay, Costa Rica, Colombia, Venezuela, México y Brasil. En México, por ponerlo sobre blanco, los efectos de las movilizaciones de 2016 son notorios: de los (casi) candidatos presidenciales ninguno corre en solitario con una agenda o partido de izquierda (tradicionalmente comprometidos con estas causas) y las posiciones de todos (hablo en masculino porque de nueva cuenta todos los partidos mayoritarios optaron por un hombre como candidato) o es poco clara o es negativa. Así, con el revuelo que está provocando, lo que debería ser un avance en materia de derechos humanos e igualdad en la región, podría terminar llevando los ánimos políticos en dirección contraria.

Resulta así doloroso darnos cuenta de que una región que ha sido clave en la construcción del sistema internacional de DD.HH. (del que se desprende el derecho al matrimonio igualitario, consagrado en el artículo 16 de la Declaración Universal), hoy está aún recorriendo el turbulento camino de la construcción de la igualdad, principalmente, jurídica y social, enfrentándose a una tormenta que amenaza con hacerla retroceder. Y es que el gran peligro no es que grupos conservadores o religiosos se expresen, pues todas y todos tenemos el mismo derecho a expresar nuestras opiniones: el problema radica en que toda movilización que provoquen (de masas y en la agenda política) sobre este tema, será una movilización claramente en contra de los derechos de todas y todos. Ríos de tinta han corrido por todas partes con distintos puntos de vista en la materia; en el portal de la Agencia Católica de Informaciones (ACI Prensa), por ejemplo, David Ramos escribió que la decisión de la Corte es “una imposición y una ‘flagrante violación a la soberanía’ que afectaría a toda América Latina”,[3] utilizando las etiquetas “lobby gay, ideología homosexual, Ideología de Género, América Latina, agenda gay, Matrimonio gay, CIDH, ideología, colonizaciones ideológicas, gay” para identificarse en el buscador de Google. Este discurso define, en primer lugar, la clara posición que tiene la Iglesia, y en segundo, las presunciones que se harán sobre cualquier avance institucional en favor de los derechos humanos de las personas LGBTTTIA; porque al final, para ellos, este no es un asunto de igualdad de derechos o posibilidades, sino de la imposición de una agenda perversa sobre las instituciones. El asunto es que ni esa agenda ni sus perversiones existen en realidad, y no es más que un argumento retórico que, a la larga, puede detener una lucha de años.

Hoy escribo desde mi trinchera con el afán de dar luz al asunto de la Opinión Consultiva, porque al final, la Corte actúo desde sus facultades y conforme al precepto de progresividad en el reconocimiento y protección de los derechos humanos, como búsqueda en común de todas y todos, surgida a partir de enormes sufrimientos. El ministro Arturo Saldívar de la SCJN escribió hace unos días que “Respetar y proteger los derechos de todas las familias y la dignidad de las personas que las conforme es nuestra obligación constitucional y nuestra mejor apuesta. La construcción de un mejor país pasa necesariamente porque todos los integrantes de la sociedad se desarrollen en armonía y ejerzan sus derechos plenamente”.[4] Yo creo que estas palabras cuadran perfectamente para toda nuestra región: en este momento de coyuntura, el reconocimiento de que la diversidad es parte intrínseca de lo que somos: la diversidad en las familias, en las expresiones de identidad, y en el reconocimiento de nosotros mismos. No hay un solo modelo de familia, como no hay un solo modelo de ser, y si no hacemos de la igualdad la base sobre la construiremos una mejor América Latina difícilmente podremos decir que se avanzado, porque habremos personas que, por las barreras de la incomprensión, nos quedaremos atrás. Y justa evitar esto es la luz que brilla desde los derechos humanos; no como aspiración, sino como modo de vida.

 

Escrito el 02 de febrero de 2018


[1]              Siglas para definir a la comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travestí, intersexual y/o asexual.

[2]              La histórica decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que llama a 12 países de América Latina a legalizar el matrimonio gay, BBC Mundo, 10 de enero de 2018.

[3]              David Ramos, Corte Interamericana pretende imponer agenda gay en América Latina, ACI Prensa, 10 de enero de 2018.

[4]               Arturo Zaldívar, Todos los derechos para todas las familias, Milenio Diario, 23 de enero de 2018.

Continue reading