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Existencia. Un breve acercamiento a la causa saharaui.

David Benítez Julian

Estimado lector, primeramente permítame hacerle una pregunta: ¿cuándo fue la última vez que se intrigó cómo es la vida otro lugar del mundo? Posiblemente hace mucho tiempo. Solemos concentrarnos tanto en nuestro entorno que a veces creemos que no existe nada más allá de nuestra ciudad o país; sin embargo, la vida, los sueños y la esperanzas también crecen en el otro lado del mar.

     Obviamente, esta perspectiva cerrada a la cotidianidad más próxima no es sólo nuestra: otros, sin importar los países a los que pertenezcan, también ignoran lo que ocurre en otras latitudes. Además, la empatía se forja en principio con información; por ello, mi objetivo en este pequeño texto, será presentarle al lector lo que acontece en el Sáhara Occidental, así como invitarlo a reflexionar sobre este acontecer y que el mismo saque las conclusiones que considere más oportunas sobre la situación de este gran pueblo.

     Los saharauis son los habitantes originarios de lo que históricamente se conoció como el Sahara Occidental Español, una de las dos únicas colonias del país ibérico en África. Al igual que en América, los españoles centraron su actividad en la obtención de recursos,1 pero el territorio también era relevante por su proximidad con las Islas Canarias sin mencionar su importancia como puerta al resto del continente africano y por ende, de los intereses españoles en la región.

     Los años setenta atestiguaron un proceso de descolonización del continente y dentro del territorio saharaui sucedieron las primeras insurrecciones del dominio español bajo el liderazgo de Mohamed Sidi Brahim Basir: por vez primera, se planteó la instalación de un gobierno independiente del territorio en cuestión. Evidentemente, España hizo caso omiso de este reclamo y reprimió brutalmente el movimiento que encabezaba Mohamed Sidi.

     Hasta 1970 que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la resolución 2711, donde reconocía el derecho del Sahara Occidental sobre su libre determinación y exhortaba a España a realizar un referéndum sobre la región.2 El gobierno español, nuevamente se mostró inflexible hasta que no pudo contener la situación: en 1973 nace el Frente Polisario, y con él, el movimiento de independencia saharaui. La población del Aaiún harta del gobierno de Madrid, convirtió la gobernabilidad del territorio se en un problema.

    En un último intento por mantener el dominio español sobre el territorio, el gobierno decidió crear el Partido por la Unidad Nacional Saharaui (PUNS) para facilitar el estatuto de autonomía de 1973 el cual venía con la promesa de celebrar un referéndum año siguiente. El PUNS a pesar de ser una opción para la independencia, resultó ser ineficiente a la hora de conectar con la población, pues su programa seguía más los intereses españoles que los mismos saharauis.3

     Al final, el referéndum prometido nunca se llevó a cabo, y mientras, los intereses marroquíes y mauritanos acechaban la inestable región; esto dio paso en 1975 a la famosa “Marcha Verde” donde civiles y militares marroquíes ocuparon de manera ilegal el territorio, masacrando y desplazando a la población saharaui con napalm y fósforo blanco que obligó a la población a retroceder hacia dentro del desierto.

     A los pocos días, los españoles se desatendieron de la región y firmaron, en medio de la incertidumbre por un desahuciado Franco, los Acuerdos de Madrid. En dichos acuerdos, España cedió la administración del territorio a Marruecos y Mauritania, cuando no había ningún alegato histórico o social que diera derecho a estos dos países a ocupar el territorio. Tiempo después, Mauritania se retiró de este tratado y renunció a sus reclamaciones sobre el territorio, pero Marruecos permaneció firme ante su postura a pesar del rechazo de la comunidad internacional.

     El gran problema que encuentro, es que esta situación no ha terminado; Marruecos mantiene el control del territorio y ha construido unos de los muros más grandes el mundo: los saharauis lo han bautizado como “el muro de la vergüenza” y se extiende a lo largo de 2700 kilómetros.4 Cuenta con radares, artillería desplegada, búnkeres y entre 10 y 40 millones de minas antipersona. El gobierno marroquí también ha reprimido brutalmente manifestaciones a favor de la determinación saharaui dentro del territorio, tal es el caso de las protestas en 2010 en las que más de 19 activistas fueron encarcelados.5 Tal parece que la postura de este se mantiene rígida a pesar constantes denuncias de violaciones a derechos humanos y las declaratorias de organizaciones internacionales; el rey Mohamed IV incluso declaró, cuando el enviado de la ONU Horst Köhler llegó a esta región, que el Sahara Occidental permanecerá en Marruecos sin importar los sacrificios.6

     Mientras tanto, la población saharaui reside principalmente en los campamentos de Tinduf, una región en Argelia donde mujeres, niños y hombres llegaron después del desplazamiento. Cientos de familias viven con una dotación mensual, así como con agua y servicios muy limitados, lejos de la tierra de sus ancestros y con el sueño de ver un día a su patria libre.

    Los saharauis se han enfrentado históricamente a la opresión de otras naciones: muchas familias fueron sido divididas por un muro que persiste hoy en día, otros tantos desaparecieron o murieron durante los enfrentamientos y muchos más viven las insolencias de un clima hostil, lejos de su territorio, enfrentando una gran escasez de recursos; sin embargo, el espíritu de resistencia y esperanza por el futuro de su pueblo los ha llevado a defender su soberanía a nivel internacional en contra de los intereses de las grandes potencias, a resistir y seguir luchando desde su frente

    Como última petición, exhorto que reflexione un momento y se imagine como un saharaui más; seguramente podemos comenzar a considerar que lo que acontece al otro lado del mundo no nos es ajeno, que toda persona y pueblo tiene derecho a la libertad de acción y que podemos acercarnos al Sahara sin la necesidad de trasladarnos miles de kilómetros. Dejo a reflexión un poema sobre la existencia, del poeta saharaui Lilam Boicha que resume bien lo anteriormente dicho:

Existimos
por la inalterable identidad
de esta vida propia.

Existimos
traduciendo el jeroglífico
de las eternas inclemencias.

Existimos
entre el derrumbe de los pozos
y sin el milagro del pasto.

Existimos
con empírica constancia y calendario.7


David Bénitez Julian

dbenitez@colmex.mx

  1. Jesús Contreras Granguillhome, La independencia del Sahara Occidental: Un país nace en el desierto, Ciudad de México, Federación editorial mexicana, 1983, p.27.
  2. Declaración 2711, Organización de las Naciones Unidas, http://www.umdraiga.com/documentos/ONU_resolucionesasambleageneral/A_RES_2711_1970_es.htm, consultado 20/09/18.
  3. Claudia Barona Castañeda, “El Partido de Unión Nacional Saharaui”, Estudios de Asia y África (El Colegio de México), N.165, 2018, p.90.
  4. Francisco Peregil, “El muro marroquí para cerrar paso al exilio saharaui”, El País, https://elpais.com/internacional/2017/03/16/actualidad/1489681041_144103.html, consultado 20/09/18.
  5. Francisco Peregil, “Marruecos impone duras penas de cárcel para 19 activistas saharauis”, El País, https://elpais.com/internacional/2017/07/19/actualidad/1500459285_516593.html, consultado 20/09/18.
  6. “Mohamed VI: El Sahara será marroquí hasta el final de los tiempos”, La vanguardia, https://www.lavanguardia.com/internacional/20171110/432754218113/mohamed-vi-sahara-onu-marruecos.html, consultado 20/09/18.
  7. Lilam Boicha, “Existencia”, Asymptote, https://www.asymptotejournal.com/poetry/limam-boicha-los-versos-de-la-madera/spanish/,consultado 20/09/18.