Hablemos de energías renovables. China’s Green Dream: ¿Un futuro para América Latina?
Cuando soplan vientos de cambio,
algunos construyen muros. Otros molinos
Proverbio Chino
El sistema internacional y sus respectivos actores han evidenciado la incapacidad para responder adecuadamente a la crisis ambiental. De cara a una recesión y crisis económica global producto de la pandemia del SARS CoV2 (COVID-19) la necesidad de cambiar la matriz energética de nuestras economías por una sostenible es fundamental.
Tenemos que ser proactivos ante la amenaza que se levanta en el horizonte, el Calentamiento Global, anunciado por las alertas científicas y de Naciones Unidas en evitar el aumento de la temperatura global de 1.5°C.
Con el objetivo de reactivar el semblante económico que se ha visto paralizado nos encontramos en un escenario para pensar en una alternativa y reconstruir los pilares desde la raíz para una política económica prospera para el medio ambiente y las personas en América Latina.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas (CEPAL) estima una contracción de -1.8% del PIB regional, lo cuál podría llevar a aumentar el desempleo en diez puntos porcentuales, lo que significa 35 millones de personas más en situación de pobreza.[1]
¿POR QUÉ ES URGENTE ATENDER EL CALENTAMIENTO GLOBAL PARA LA REGIÓN?
Las pérdidas anuales promedio causadas solo por catástrofes relacionadas al clima alcanzan los cientos de miles de millones de dólares, sin mencionar el impacto humano de las catástrofes geofísicas y ambientales.[2]
En 1998 la tormenta tropical que posteriormente se convirtió en el huracán de categoría 5, Mitch, golpeó contra las costas de Honduras y Nicaragua, pero también afectó al resto de Centroamérica. Los costos económicos y en vidas humanas se traducen en 11,000 muertos, miles de desaparecidos, más de 3 millones de hogares destruidos con daños calculados por 5,000 millones de dólares.[3]
Sin embargo, el Calentamiento Global no sólo ha dado lugar a fenómenos meteorológicos. Representa la proliferación de sequías que afectan al sector de la agricultura y enmarcan el fenómeno de las migraciones climatológicas de seres humanos, así como la pérdida de viviendas y patrimonios, además del aumento de inversiones en recuperación posteriores a los desastres naturales y a regulaciones en el aire y el agua.
A medida que la humanidad ha tenido aumentos poblacionales e industriales estos han derivado en graves costos ambientales que repercuten de manera directa e indirecta en la seguridad ambiental y alimentaria.
Estás razones son sustanciales para virar hacia cambios estructurales que permitan un desarrollo integral entre las aristas del medio ambiente, la economía, la política y el bienestar social.
China a través de la reorientación de la economía hacia un modelo sostenible, de energías renovables y relación “armónica” con los recursos naturales se ha convertido en un ejemplo de como encaminar está transición energética por medio de la constitución de una ecología de instituciones en todos los niveles de gobierno, para las empresas y la ciudadanía otorgándole la figura del país más contaminante, pero más verde al mismo tiempo.
El gigante asiático desarrolla una sustitución de los sectores energéticos sucios por limpios y sustentables. El informe de Bloomberg New Energy Finance (BNEF) New Energy Outlook 2018, estima que para 2050, China tendrá el 21% de toda la energía fotovoltaica del mundo y un tercio de toda la energía eólica instalada a nivel mundial.[4]
CHINA’S GREEN DREAM
China desde hace un tiempo viene instaurando nuevos incentivos, instituciones, proyectos de infraestructura, diversificación del sector energético, innovación y nuevas tecnologías. Para inicios de la nueva década el gigante asiático encamina su XIII Plan Quinquenal (2016-2020) bajo el mandato de Xi Jinping en dar un giro verde al “progreso” del Estado.
Estás instituciones ambientales buscan instalar la eficiencia en los sectores productivos y de consumo ante las externalidades, el deterioro ambiental, y la ineficiencia del sector energético. El principal reto es reducir el uso de carbón.
En 2013 se prendieron las alarmas en torno a la polución en el aire, por lo tanto, se implementó el Plan Nacional de Calidad del Aire que obligó a las zonas urbanas en reducir al menos 10% la concentración de contaminantes PM10, mientras que para ciudades como Beijing a 25% de PM2.5.[5] La razón de esto es que en China 1,1 millones de personas mueren anualmente por complicaciones respiratorias por las emisiones de carbono y este tipo de partículas.[6]
A la par, el Plan de Acción Nacional de Calidad de Agua de 2015 desplegó el objetivo de que más del 70% del agua en los siete principales ríos, entre ellos el Yangtse y el Amarillo, deben estar en buenas condiciones para 2020.[7]
A consecuencia de estos ambiciosos planes en 2018 las áreas más pobladas de China experimentaron mejoras notables en la calidad del aire, que van del 21% al 42%, la mayoría de las ciudades cumple o supera los objetivos descritos en el plan. Si se mantienen estas reducciones en la contaminación, el ciudadano chino promedio vería aumentar su esperanza de vida en 2.3 años en relación con 2013.[8]
Para atender a estos resultados la estrategia aplicada desglosó el cierre de centrales eléctricas que funcionaban con carbón, la reducción de emisiones de dióxido de carbono por parte del sector industrial, pero también de la producción de hierro y acero, el cierre de minas de carbón, la eliminación de calentadores basados en este mineral en hogares y en pequeños negocios, y la disminución de automóviles en las calles.
Para recubrir esa demanda de energía el gigante asiático se ha convertido en el principal generador de energía hidroeléctrica, geotérmica, eólica y solar en el mundo, y es además el mayor productor de paneles solares y turbinas para energía eólica.
A comienzos del 2017, el país asiático anunció que invertiría 360 mil millones de dólares en energías renovables para 2020 y descartaría de sus planes construir 85 plantas energéticas de carbón,[9] así como reducir los excedentes de hierro y acero.
Estos compromisos marcan la ruta de lo que Xi Jinping considera el socialismo chino, la triangulación de una economía para el bienestar social, la democratización de los servicios y oportunidades de la innovación y la tecnología, y una civilización ecológica para todas las personas.
De acuerdo con Xi la construcción de la civilización ecológica constituye una parte clave de la estrategia de desarrollo general de China, por lo que los gobiernos a todos los niveles deben tener en cuenta que las aguas limpias y las montañas verdes son invaluables activos de la nación.[10]
VALLE SOLAR DE DEZHOU, CHINA
Fuente: Hazteco / compromiso.atresmedia.com
PARQUE SOLAR DEL DESIERTO EN TENGEER, CHINA
Fuente: Xataka.com
PARQUE EÓLICO DE GANSU, CHINA
Fuente: Blog.structulia.com
EN DÓNDE QUEDA AMÉRICA LATINA
La situación actual de América Latina presenta grandes retos en términos ambientales y de desigualdad. La pandemia del COVID-19 ha venido a profundizar los índices de pobreza en la región y ante una prospectiva de recesión económica quedamos expuestos a amenazas posteriores, como el Calentamiento Global.
Por lo tanto, los esfuerzos de las naciones latinoamericanas deben orientarse a articular una respuesta que integre la economía, la política ambiental y la gestión energética limpia. De acuerdo con un informe del Programa para el Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA):
“Los planes de recuperación económica después del COVID-19 requerirán grandes cantidades de recursos, lo que aumentará la ya elevada deuda de la región. Con los efectos actuales y previstos del cambio climático – sequías, inundaciones, huracanes, pérdidas en la producción agrícola, pérdidas de energía y exposición a un aumento.”[14]
El informe propone vincular los planes de recuperación del COVID-19 con soluciones climáticas integradas como la intensificación del despliegue de la energía renovable y la eficiencia energética, garantizar un aire limpio y mejor salud a través de la movilidad eléctrica o reducir gradualmente los subsidios a los combustibles fósiles y tasar las emisiones, entre otros.[15]
Podemos observar que de nueva cuenta las energías renovables y la reconfiguración de la matriz energética de nuestro estilo de vida forman parte del esquema de sostenibilidad y proyección a futuro.
Al mismo tiempo la constitución de proyectos ambientales puede generar nuevos empleos verdes y atraer nuevas inversiones en el contexto de un mercado que se está posicionando a nivel global.
Sin embargo, es importante tomar en cuenta que la región esta sujeta a visiones políticas que buscan reivindicar la soberanía y la identidad nacional a través de las energías sucias como el petróleo y la quema del combustóleo. Por eso es muy importante reflexionar sobre la proyección de riesgos y externalidades que plantea el siglo XXI, así como el contexto actual del mercado.
En marzo del 2020 el crudo de referencia global cayó en 55%, a 22.76 dólares por barril. Mientras que la Agencia Internacional de Energía (AIE) estimó que el ingreso de petróleo y gas de algunos miembros de la OPEP caiga entre el 50% y 85% para finales del año.[16]
Para mega petroestados como Venezuela es catastrófico tener que lidiar con esos precios cuando cerca del 80% de sus exportaciones dependen del crudo y derivados[17]. El país caribeño ha buscado en el FMI 5,000 millones de dólares en fondos de emergencia[18] para atender la depreciación de su principal producto ante la negativa de no diversificar su mercado energético.
En cambio, una transición a las energías renovables y la movilidad eléctrica en la región podrá crear más de 35 millones de nuevos empleos para 2050 y con el cambio de matriz se requerirá́ una inversión de capital sustancialmente menor que la basada en combustibles fósiles, lo que dará́ lugar a reducciones de 283,000 millones de dólares. Por ejemplo, México hasta 2019, invirtió́ 1,000 millones de dólares lo que creó más de 9.000 puestos de trabajo y más de 200 nuevas pequeñas y medianas empresas solares.[19]
No es momento para tener una regresión en la política energética y contraponerse a los avances tecnológicos y ambientales que ha tenido la humanidad, así como darle seguimiento a la tendencia global.
La llegada al poder de nuevas fuerzas populistas ha favorecido la reversión de políticas de diversificación y liberalización del mercado energético que permite la innovación y la participación de nuevos productores y proveedores como las energías renovables.
El deseo de retomar el control de sus recursos naturales ha conducido a varios gobiernos a aumentar su extracción e intervención en el sector con el fin de alimentar políticas segmentadas de bases electorales o impulsar el nacionalismo industrial con base en la quema de energías sucias.
Brasil y México son referencias de estas acciones: la deforestación del Amazonas para impulsar la agroindustria o los acuerdos establecidos por el gobierno federal mexicano que buscan devolver el monopolio del mercado eléctrico a la empresa paraestatal de electricidad sacando de la jugada a las Centrales eólicas y solares a pesar de que en 2019 el país fue el lugar catorce a nivel global como destino de inversiones a está industria.[20]
CONCLUSIÓN
Los países latinoamericanos deben sacudirse sus visiones nacionalistas y soberanas para atender una amenaza que no se detiene en fronteras físicas o ideológicas. El Calentamiento Global es el gran reto para la humanidad en el siglo XXI y muchos están pendientes de cumplir sus compromisos establecidos en los Acuerdos de París con este tipo de iniciativas anacrónicas.
Por eso, la aspiración a un modelaje orientado a la transición energética renovable y la constitución de una ecología de instituciones ambientales como lo ha estado haciendo China en los más recientes años le dará a la región latinoamericana la oportunidad de poder aprovechar su potencial ecosistémico en beneficio de una economía sostenible y sustentable, de salud ambiental, de seguridad ambiental y alimenticia, de transición energética y de desarrollo de nuevas tecnologías, de creación de empleos verdes y una nueva relación integral de los seres humanos con la naturaleza.
Publicado el 26 de julio del 2020
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1 Soy estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana. He colaborado con UNICEF, en la Clínica Jurídica Alaíde Foppa para refugiados y en Wikipolítica. Presido la Sociedad de Estudiantes de RRII en la universidad y soy asistente de investigación en el Departamento de Estudios Internacionales en la IBERO. Tengo interés por la política global, la diplomacia y las energías renovables.
[1] CEPAL, comunidado de prensa: https://www.cepal.org/es/comunicados/covid-19-tendra-graves-efectos-la-economia-mundial-impactara-paises-america-latina.
[2] Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, “Objetivo 13: Acción por el clima,” https://www.undp.org/content/undp/es/home/sustainable-development-goals/goal-13-climate-action.html.
[3] Gloria Soto Montes de Oca y Diana Ponce-Nava Treviño, “Los Temas Ambientales,” en Introducción a las Relaciones Internacionales, ed. Thomas Legler y Laura Zamudio, (Ciudad de México: OXFORD University Press, 2013), 218.
[4] World Trade Energy, “China superpotencia mundial de energías renovables,” World Trade Energy, 9 de agosto, 2019, https://www.worldenergytrade.com/energias-alternativas/general/china-la-superpotencia-mundial-de-energias-renovables.
[5] Michael Greenstone, “China está ganando la guerra contra la contaminación,” El País, 16 de marzo, 2020, https://www.nytimes.com/es/2018/03/16/espanol/combate-contaminacion-china-medioambiente.html.
[6] Beth Gardiner, “China empieza a adoptar soluciones drásticas para acabar con la contaminación,” National Geographic, 8 de noviembre, 2017, https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2017/05/china-empieza-adoptar-soluciones-drasticas-para-acabar-con-la-contaminacion.
[7] Xinhua español, “China anuncia plan de control de contaminación de agua,” Xinhua, 16 de abril, 2020, http://spanish.xinhuanet.com/china/2015-04/16/c_134157210.htm.
[8] Michael Greenstone y Patrick Schwarz, Is China Winning its War on Pollution?, (Estados Unidos: Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago: 2018), 3, https://aqli.epic.uchicago.edu/wp-content/uploads/2019/12/UCH-1694_Master-China-Report_v3_update12-10.pdf.
[9] Osvaldo Rosales, El sueño chino, 118.
[10] Redacción Xhinhua, “Presidente chino insta a construir civilización ecológica socialista,” Xinhua, 2 de diciembre, 2016, http://spanish.xinhuanet.com/2016-12/02/c_135876883.htm..
[11] https://compromiso.atresmedia.com/hazte-eco/noticias/solar-valley-ciudad-china-repleta-paneles-solares_201703135943e9580cf26e79abb22fc3.html
[12] https://www.xataka.com/energia/con-una-capacidad-de-2-000-mw-la-que-sera-la-planta-solar-mas-grande-del-mundo-inicia-operaciones-en-india
[13] https://blog.structuralia.com/parque-eolico-de-gansu-en-china-la-mayor-instalacion-de-energia-eolica-del-mundo
[14] PNUMA, “La recuperación post Covid-19: cómo articular respuestas integradas a las crisis sanitaria, ecocómica y climática en América Latina y el Caribe.” ONU, 1, 2020. http://coronavirus.onu.org.mx/wp-content/uploads/2020/05/4-Resumen-ejecutivo-La-recuperación-post-COVID19-como-articular-respuestas-integradas.pdf
[15] Ibid, 2-5.
[16] Benott Faucon, “Devasta Guerra de precios a los más pobres de la OPEP,” The Wall Street Journal, 1 de abril, 2020.
[17] Venezuela: exportaciones, https://oec.world/es/profile/country/ven/.
[18] Benott Faucon, “Devasta Guerra de precios a los más pobres de la OPEP.”
[19] PNUMA, “La recuperación post Covid-19: cómo articular respuestas integradas a las crisis sanitaria, ecocómica y climática en América Latina y el Caribe.”
[20] Jorge Monroy, “México, lugar 14 de países con más inversión en energía renovables.” El Economista, 2 de octubre, 2019, https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Mexico-lugar-14-de-paises-con-mas-inversion-en-energia-renovable-20191002-0090.html
[21] https://stbdeacero.com/2015/01/21/energia-solar-para-comunidades-rurales-en-mexico