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Sesión 3

Diplomacia Cultural

Lunes 12 de mayo de 2014

17:45 hrs

Información de la sesión

Introducción

Buenas tardes y bienvenidos a la tercera sesión del Seminario Permanente de Política Exterior de México. Esta tarde nos acompañan el Dr. César Villanueva y el Licenciado Edgardo Bermejo, para hablarnos sobre la diplomacia cultural. Antes de empezar, quisiera agradecer, en nombre del SePPEM, a El Colegio de México por habernos brindado su apoyo, especialmente al Centro de Estudios Internacionales y a la Dra. Ana Covarrubias.

La cultura comprende una serie de rasgos, costumbres, conocimientos, prátcias y peculiaridades que distingue a un grupo de individuos; según Max Weber, “[e]s un fragmento finito de entre la incomprensible inmensidad del devenir del mundo, al cual se ha conferido – desde el punto de vista del hombre – un sentido y un significado.”

La cultura ha sido un factor determinante en el desarrollo de los países, pues las relaciones culturales permiten el acercamiento entre distintos sectores (político, económico, social). También, debido al valor económico de la industria cultural y su relación con el turismo; pero, sobre todo, por su capacidad para servir como un instrumento de comunicación entre las naciones, que permite el intercambio de ideas y tener un mayor conocimiento y comprensión de otras culturas, lo cual facilita la cooperación y consolidación de relaciones duraderas entre países. Además, los Estados han utilizado la cultura para difundir una imagen positiva e, incluso, atractiva, hacia el exterior: ha sido una herramienta de poder suave.

La diplomacia cultural es un conjunto de operaciones en relación a obras culturales y educativas que incentivan los Estados, para asegurar una presencia cultural nacional en el extranjero y poder cumplir con otros fines de política exterior. No obstante, el principal objetivo de la diplomacia cultural es facilitar el entendimiento y conocimiento entre las naciones, representando la identidad nacional al público en el extranjero y encontrando intereses comunes, que se vinculen a otras culturas. Esto se logra a partir de intercambios científicos y educativos, exposiciones, y la promoción de elementos de identidad nacionales, como el idioma, la historia y las tradiciones.

México cuenta con un patrimonio histórico y cultural tan amplio que se le considera potencia de alcance internacional. A partir de la revolución mexicana, el Estado desempeñó un papel central en la difusión interna y externa de la producción artística y cultural de los mexicanos. Posteriormente, José Vasconcelos impulsó una estrategia integral de cultura y educación tanto en territorio nacional, cuanto en el extranjero, con las embajadas culturales. En los años cincuenta, la creación del Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Nacional de Bellas Artes, procuró que ambos organismos contribuyeran a la proyección del acervo cultural y los patrimonios mexicanos en el resto del mundo. Desde los años 60 se otorgó reconocimiento formal a la diplomacia cultural como una instancia administrativa de la Secretaría de Relaciones Exteriores y se promovieron varias actividades culturales mexicanas.

La intensidad con que se han promovido estas actividades ha variado dependiendo del presidente y de sus circunstancias históricas; no obstante, el gobierno, generalmente, ha enfatizado la importancia de la cultura como un instrumento de política exterior.

Relatoría

El lunes 12 de mayo en la Sala Alfonso Reyes de El Colegio de México se llevó a cabo la tercera sesión del Seminario Permanente de Política Exterior de México. Los ponentes invitados fueron el Dr. César Villanueva y el Lic. Edgardo Bermejo, que trataron el tema de diplomacia cultural mexicana. También tuvimos el honor de contar con la presencia del Director de asuntos culturales de la cancillería brasileña, André Durham Maciel de Castro.

El Dr. César Villanueva, quien cuenta con una gran experiencia académica en el tema, explicó marcos conceptuales para entender la diplomacia cultural, pues ésta debería diferenciarse de otros términos como «marca-país», «imagen internacional» o soft power. Principalmente se diferencia de diplomacia pública. Según su definición de diplomacia cultural, la función principal de ésta es representar la cultura de un país en otro. Lo que se debe destacar es que la diplomacia cultural forma parte de la política exterior: ésta última se entiende mejor si se ven las tres esferas que la conforman (la política, la económica y la cultural). Justo esta última esfera —en México— ha sido vista desde una perspectiva más decorativa que como algo estratégico en la política exterior.
La relevancia de la diplomacia cultural descansa sobre su capacidad de definir una identidad cultural en términos del yo y el otro, y de proyectar una imagen del Estado hacia el exterior. Es por ello que el Dr. Villanueva cree que la diplomacia cultural es “la representación de las identidades culturales en el exterior con el objetivo de entender y reconciliar diferencias nacionales”. Para lograrlo es necesario comprender la cultura propia, por difícil que esto pueda parecer para los internacionalistas: la cultura, así, puede verse más allá de una perspectiva sociológica o antropológica, e insertarla como una dimensión indiscutible de la política exterior, cuya función será proyectar de manera deliberada la cultura y los valores de una nación.

Por esta razón es necesario preservar los elementos materiales e ideológicos de la cultura nacional. Entonces, los retos que debe enfrentar la diplomacia cultural mexicana se derivan de cuestiones que tienen que ver con la apropiación de la cultura: ¿cómo hacer de ella un instrumento? ¿Qué tan lejos puede llegar nuestra cultura? ¿De qué formas se puede hacer comprensible nuestra cultura a otros? ¿Debe el Estado ser el único promotor de la diplomacia cultural?

En este punto, el licenciado Bermejo —Director de Artes y Cultura del British Council México— inició su participación retomando una de las definiciones propuestas por el Dr. Villanueva, haciendo hincapié en el elemento intencional de la diplomacia cultural: la proyección deliberada de la cultura y valores. Este fue su llamado a efectuar un cambio radical en la conducción de la diplomacia cultural mexicana, para romper con “la cárcel de los estereotipos”, construida a partir de la exportación de imágenes comerciales completamente separadas de la política estatal. Ante la necesidad de encontrar la quintaesencia de la mexicanidad, se sintetizó y exportó, pero se tiene que pensar en múltiples dimensiones.

Un ejemplo del estancamiento de la diplomacia cultural mexicana ha sido la perpetuación de la imagen de México de inicios del siglo XX —que comenzó Fernando Gamboa— que se basa en el pasado prehispánico y el muralismo: la exportación de esta imagen, exitosa en un principio, resulta obsoleta ante el proceso de globalización que México vivió a finales del siglo XX. “Frida Kahlo y el mariachi no pueden seguir siendo la diplomacia cultural en el siglo XXI”.

México es un espacio comercial muy grande, con una diáspora cultural muy talentosa y potencialmente transformadora. Profesionistas creativos, artistas insertos en la industria cultural de otros países, y el séptimo arte, representan un área de oportunidad para la diplomacia cultural mexicana. Aparte de ver una Discontinuidad en la manera en que se construye la gestión cultural en México, otro problema es la falta de institucionalización, profesionalización y fragmentación en lo que respecta a la gestión cultural, pues en comparación a otros países, México destina menos recursos.

A pesar de los logros en diplomacia cultural, el gran acento siguen siendo las artes. Los modelos de gestión cultural mexicana poco tienen que ver ya con el siglo XXI. En este respecto, México podría seguir el ejemplo de otros países, en los cuales la gestión cultural no recae solamente sobre el Estado. Por ejemplo, Young Creative Entrepreneurs es un programa mediante el cual el Consejo Británico ha logrado atraer el talento en todo el mundo para reflejar una gran imagen de Reino Unido. No sólo se trata de exportar un estereotipo o una imagen, sino de “vendernos” en el sentido de exportar el talento mexicano.
Finalmente, como respuesta a las preguntas de varios asistentes al evento los ponentes hicieron hincapié en la necesidad de formar diplomáticos profesionales especializados en gestión cultural. Además, resaltaron la escasez de estudios académicos sobre el tema, y promovieron la discusión futura de estos temas.

Biografía de los ponentes

Dr. César Villanueva

Es Doctor en Ciencia Política con especialidad en Diplomacia y Cultura por la Universidad de Växjö Suecia. Tiene maestría en Gobierno y Administración Pública con especialidad en Política Cultural y Globalización por la Universidad de Washington en Seattle. También, es maestro en Artes Visuales por la Academia de San Carlos, ENAP-UNAM y Licenciado en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Ha impartido diversos cursos a nivel licenciatura y maestría en el ámbito de las Relaciones Culturales Internacionales y la diplomacia. Además de su actividad académica, ha trabajado como promotor cultural en México y el extranjero.

Edgardo Bermejo

Es el director de Artes y Cultura del British Council Mexico. Fue Director General de Asuntos Internacionales del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y Director de Publicaciones del Instituto Nacional de Bellas Artes. Ha sido Agregado Cultural de México ante la República Popular China, el Reino de Dinamarca, el Reino de Noruega y la República de Islandia. También fue corresponsal de la Agencia Mexicana de Noticias en el Sudeste Asiático. Además, ha colaborado como articulista en diversos diarios nacionales, suplementos culturales y revistas literarias de México y América Latina.

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