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Sesión 8

México rumbo a la COP21

Martes 17 de noviembre de 2015
18:00 hrs

Información de la sesión

Introducción

Buenas tardes y bienvenidos a la tercera sesión del Seminario Permanente de Política Exterior de México. Esta tarde nos acompañan el Dr. César Villanueva y el Licenciado Edgardo Bermejo, para hablarnos sobre la diplomacia cultural. Antes de empezar, quisiera agradecer, en nombre del SePPEM, a El Colegio de México por habernos brindado su apoyo, especialmente al Centro de Estudios Internacionales y a la Dra. Ana Covarrubias.

La cultura comprende una serie de rasgos, costumbres, conocimientos, prátcias y peculiaridades que distingue a un grupo de individuos; según Max Weber, “[e]s un fragmento finito de entre la incomprensible inmensidad del devenir del mundo, al cual se ha conferido – desde el punto de vista del hombre – un sentido y un significado.”

La cultura ha sido un factor determinante en el desarrollo de los países, pues las relaciones culturales permiten el acercamiento entre distintos sectores (político, económico, social). También, debido al valor económico de la industria cultural y su relación con el turismo; pero, sobre todo, por su capacidad para servir como un instrumento de comunicación entre las naciones, que permite el intercambio de ideas y tener un mayor conocimiento y comprensión de otras culturas, lo cual facilita la cooperación y consolidación de relaciones duraderas entre países. Además, los Estados han utilizado la cultura para difundir una imagen positiva e, incluso, atractiva, hacia el exterior: ha sido una herramienta de poder suave.

La diplomacia cultural es un conjunto de operaciones en relación a obras culturales y educativas que incentivan los Estados, para asegurar una presencia cultural nacional en el extranjero y poder cumplir con otros fines de política exterior. No obstante, el principal objetivo de la diplomacia cultural es facilitar el entendimiento y conocimiento entre las naciones, representando la identidad nacional al público en el extranjero y encontrando intereses comunes, que se vinculen a otras culturas. Esto se logra a partir de intercambios científicos y educativos, exposiciones, y la promoción de elementos de identidad nacionales, como el idioma, la historia y las tradiciones.

México cuenta con un patrimonio histórico y cultural tan amplio que se le considera potencia de alcance internacional. A partir de la revolución mexicana, el Estado desempeñó un papel central en la difusión interna y externa de la producción artística y cultural de los mexicanos. Posteriormente, José Vasconcelos impulsó una estrategia integral de cultura y educación tanto en territorio nacional, cuanto en el extranjero, con las embajadas culturales. En los años cincuenta, la creación del Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Instituto Nacional de Bellas Artes, procuró que ambos organismos contribuyeran a la proyección del acervo cultural y los patrimonios mexicanos en el resto del mundo. Desde los años 60 se otorgó reconocimiento formal a la diplomacia cultural como una instancia administrativa de la Secretaría de Relaciones Exteriores y se promovieron varias actividades culturales mexicanas.

La intensidad con que se han promovido estas actividades ha variado dependiendo del presidente y de sus circunstancias históricas; no obstante, el gobierno, generalmente, ha enfatizado la importancia de la cultura como un instrumento de política exterior.

Relatoría

El lunes 12 de mayo en la Sala Alfonso Reyes de El Colegio de México se llevó a cabo la tercera sesión del Seminario Permanente de Política Exterior de México. Los ponentes invitados fueron el Dr. César Villanueva y el Lic. Edgardo Bermejo, que trataron el tema de diplomacia cultural mexicana. También tuvimos el honor de contar con la presencia del Director de asuntos culturales de la cancillería brasileña, André Durham Maciel de Castro.

El Dr. César Villanueva, quien cuenta con una gran experiencia académica en el tema, explicó marcos conceptuales para entender la diplomacia cultural, pues ésta debería diferenciarse de otros términos como «marca-país», «imagen internacional» o soft power. Principalmente se diferencia de diplomacia pública. Según su definición de diplomacia cultural, la función principal de ésta es representar la cultura de un país en otro. Lo que se debe destacar es que la diplomacia cultural forma parte de la política exterior: ésta última se entiende mejor si se ven las tres esferas que la conforman (la política, la económica y la cultural). Justo esta última esfera —en México— ha sido vista desde una perspectiva más decorativa que como algo estratégico en la política exterior.
La relevancia de la diplomacia cultural descansa sobre su capacidad de definir una identidad cultural en términos del yo y el otro, y de proyectar una imagen del Estado hacia el exterior. Es por ello que el Dr. Villanueva cree que la diplomacia cultural es “la representación de las identidades culturales en el exterior con el objetivo de entender y reconciliar diferencias nacionales”. Para lograrlo es necesario comprender la cultura propia, por difícil que esto pueda parecer para los internacionalistas: la cultura, así, puede verse más allá de una perspectiva sociológica o antropológica, e insertarla como una dimensión indiscutible de la política exterior, cuya función será proyectar de manera deliberada la cultura y los valores de una nación.

Por esta razón es necesario preservar los elementos materiales e ideológicos de la cultura nacional. Entonces, los retos que debe enfrentar la diplomacia cultural mexicana se derivan de cuestiones que tienen que ver con la apropiación de la cultura: ¿cómo hacer de ella un instrumento? ¿Qué tan lejos puede llegar nuestra cultura? ¿De qué formas se puede hacer comprensible nuestra cultura a otros? ¿Debe el Estado ser el único promotor de la diplomacia cultural?

En este punto, el licenciado Bermejo —Director de Artes y Cultura del British Council México— inició su participación retomando una de las definiciones propuestas por el Dr. Villanueva, haciendo hincapié en el elemento intencional de la diplomacia cultural: la proyección deliberada de la cultura y valores. Este fue su llamado a efectuar un cambio radical en la conducción de la diplomacia cultural mexicana, para romper con “la cárcel de los estereotipos”, construida a partir de la exportación de imágenes comerciales completamente separadas de la política estatal. Ante la necesidad de encontrar la quintaesencia de la mexicanidad, se sintetizó y exportó, pero se tiene que pensar en múltiples dimensiones.

Un ejemplo del estancamiento de la diplomacia cultural mexicana ha sido la perpetuación de la imagen de México de inicios del siglo XX —que comenzó Fernando Gamboa— que se basa en el pasado prehispánico y el muralismo: la exportación de esta imagen, exitosa en un principio, resulta obsoleta ante el proceso de globalización que México vivió a finales del siglo XX. “Frida Kahlo y el mariachi no pueden seguir siendo la diplomacia cultural en el siglo XXI”.

México es un espacio comercial muy grande, con una diáspora cultural muy talentosa y potencialmente transformadora. Profesionistas creativos, artistas insertos en la industria cultural de otros países, y el séptimo arte, representan un área de oportunidad para la diplomacia cultural mexicana. Aparte de ver una Discontinuidad en la manera en que se construye la gestión cultural en México, otro problema es la falta de institucionalización, profesionalización y fragmentación en lo que respecta a la gestión cultural, pues en comparación a otros países, México destina menos recursos.

A pesar de los logros en diplomacia cultural, el gran acento siguen siendo las artes. Los modelos de gestión cultural mexicana poco tienen que ver ya con el siglo XXI. En este respecto, México podría seguir el ejemplo de otros países, en los cuales la gestión cultural no recae solamente sobre el Estado. Por ejemplo, Young Creative Entrepreneurs es un programa mediante el cual el Consejo Británico ha logrado atraer el talento en todo el mundo para reflejar una gran imagen de Reino Unido. No sólo se trata de exportar un estereotipo o una imagen, sino de “vendernos” en el sentido de exportar el talento mexicano.
Finalmente, como respuesta a las preguntas de varios asistentes al evento los ponentes hicieron hincapié en la necesidad de formar diplomáticos profesionales especializados en gestión cultural. Además, resaltaron la escasez de estudios académicos sobre el tema, y promovieron la discusión futura de estos temas.

Biografía de los ponentes

Dr. César Villanueva

Es Doctor en Ciencia Política con especialidad en Diplomacia y Cultura por la Universidad de Växjö Suecia. Tiene maestría en Gobierno y Administración Pública con especialidad en Política Cultural y Globalización por la Universidad de Washington en Seattle. También, es maestro en Artes Visuales por la Academia de San Carlos, ENAP-UNAM y Licenciado en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Ha impartido diversos cursos a nivel licenciatura y maestría en el ámbito de las Relaciones Culturales Internacionales y la diplomacia. Además de su actividad académica, ha trabajado como promotor cultural en México y el extranjero.

Edgardo Bermejo

Es el director de Artes y Cultura del British Council Mexico. Fue Director General de Asuntos Internacionales del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y Director de Publicaciones del Instituto Nacional de Bellas Artes. Ha sido Agregado Cultural de México ante la República Popular China, el Reino de Dinamarca, el Reino de Noruega y la República de Islandia. También fue corresponsal de la Agencia Mexicana de Noticias en el Sudeste Asiático. Además, ha colaborado como articulista en diversos diarios nacionales, suplementos culturales y revistas literarias de México y América Latina.

Biografía de los ponentes

  • Embajador Enrique Berruga Filloy

    Es miembro de la Junta de Gobierno de International Peace Academy. Fue Representante Permanente de México ante la ONU de 2003 a 2007 y Subsecretario para América del Norte, Asuntos Multilaterales, África, Asia y Europa. Imparte la materia de Relaciones Internacionales en el ITAM.

  • Embajador Enrique Berruga Filloy

    Es miembro de la Junta de Gobierno de International Peace Academy. Fue Representante Permanente de México ante la ONU de 2003 a 2007 y Subsecretario para América del Norte, Asuntos Multilaterales, África, Asia y Europa. Imparte la materia de Relaciones Internacionales en el ITAM.

  • Embajador Enrique Berruga Filloy

    Es miembro de la Junta de Gobierno de International Peace Academy. Fue Representante Permanente de México ante la ONU de 2003 a 2007 y Subsecretario para América del Norte, Asuntos Multilaterales, África, Asia y Europa. Imparte la materia de Relaciones Internacionales en el ITAM.

Relatoría

De norte a sur, de este a oeste: colectivas por el derecho a decidir

Por: Carlos Uriel López Buburrón y Uriel Trinidad Hernández

La marea verde que recorre Latinoamérica. Una marea que lleva décadas recorriendo la región y que hoy tiene más fuerza que nunca. Destaca María José Padilla, estudiante de Relaciones Internacionales, en el discurso inicial del seminario que son las colectivas quienes hacen que esa marea exista al acompañar abortos, tomar las calles, gritar, exigir y, sobre todo, luchar por el derecho a decidir de las mujeres y personas gestantes. En esta ocasión el Seminario Permanente de Estudios Internacionales conversa con quienes han sido las protagonistas de la lucha desde el primer día: las colectivas. 

“Nadie nos regaló nada, lo conseguimos […], convencimos a amplios sectores de la sociedad para que esto fuera posible”.
-Ruth Zurbringgen

En la intervención de Ruth Zurbringgen, representante de Socorristas en Red, una asociación que comprende a decenas de colectivas en Argentina, país donde entre el 29 y 30 de diciembre de 2020 se consiguió la aprobación de la legalización del aborto voluntario. El legislativo argentino por fin cumplió una demanda presente en las colectivas desde hace décadas. Destaca Zurbringgen que el proceso de lucha ha sido largo, y, por su puesto, ha tenido momentos complicado como en 2018 cuando se rechazó la anterior propuesta de ley. Sin embargo, el movimiento nunca cayó, pues fue también en 2018 donde la discusión en torno a la interrupción del embarazo llegó a todas partes y se convirtió en un reclamo a las violencias interseccionales. Socorristas en Red por medio de sus largos años de trabajo ha contribuido a visibilizar el aborto y sacarlo de la clandestinidad, pues no ocultan que acompañan aborto y humanizan a quienes deciden realizarlos. Es por esto que el gobierno argentino no regaló un derecho, organizaciones como Socorristas en Red lo consiguieron. 

“¡Cambiemos las narrativas!”
-Sofia Fernanda Regalado

Sofia Fernanda Regalado participó en representación de Morras Help Morras, colectiva mexicana de Aguascalientes que trabaja por la emancipación de las mujer y comunidades LGBTTTIQ+ en las periferias. Regalado asegura que la interseccionalidad es la brújula de Morras Help Morras, pues su narrativa es la de la justicia reproductiva, un campo muy amplio donde el aborto es fundamental, así como luchar por condiciones dignas para las mujeres y personas gestantes que deciden parir. Por medio del cambio de las narrativas, Morras Help Morras ha acompañado a más de 7,000 mujeres y personas gestantes que han decidido interrumpir el embarazo con abortos clandestinos y seguros, ya que “clandestino no es sinónimo de inseguro”. Cambiar las narrativas también les permite ajustar sus acciones y energía al contexto de Aguascalientes, donde aún no es momento de hablar de despenalización por lo conservador del estado, pero sí se buscan alternativas a la prisión, detener cambios de la constitución estatal, exigir la aplicación de la NOM-046, y luchar contra grupos fundamentalistas religiosos. Por medio del cambio de las narrativas también se han acercado a las personas más jóvenes a través de las redes sociales y han señalado otras problemáticas que necesitan ser parte de la agenda feminista.  

“Hay que arrebatarle al patriarcado la autonomía sobre nuestros cuerpos”.
-Olga Amparo Sánchez

La conversación se nutrió con la participación de Olga Amparo Sánchez, representante de Casa de la Mujer, una organización feminista con sede en Colombia, lugar en el que la lucha por el derecho a decidir tiene una historia agridulce, de la cual Olga nos proporcionó un recuento: en 1979 se cristalizó la demanda por la libre opción a la maternidad, a lo cual siguió una férrea oposición por parte de algunos grupos religiosos y, después de intensas batallas, en 2006 se logró que la Corte constitucional aprobara el aborto bajo algunas causales, como malformaciones del producto, casos de violación o cuando la vida de las mujeres corriese peligro. Al incluir la perspectiva histórica, la activista también instó a no perder de vista las consecuencias negativas que ha tenido el conflicto armado interno en la vida de las mujeres colombianas.

Un tema que desarrolló a profundidad la representante de Colombia fue la conceptualización de la lucha que ella y sus compatriotas han impulsado en los últimos años. No se trata sólo de defender el derecho a abortar, sino que la discusión debe girar en torno al concepto más general de justicia reproductiva, que confirma a las mujeres como las verdaderas y únicas protagonistas de sus propias decisiones; así, quien desee abortar debería poder hacerlo bajo condiciones seguras y, quien elija ser madre, debería ser apoyada para la consecución de sus fines. Reconocer esta dualidad se vuelve necesario en una región donde los servicios públicos de maternidad son precarios, aunado a la existencia de prácticas lesivas como la esterilización de las más pobres, bajo el argumento de estar evitando la reproducción de dicha condición. El mensaje es claro: la lucha por el aborto es lucha por la justicia social.

 “La igualdad formal no es garantía de igualdad real”.
-Micaela Fernández

Esta frase condensa la realidad sobre al aborto en Argentina a partir de 2021 y Micaela Fernández, portavoz de Economía Femini(s)ta, logra explicar puntualmente esta situación. Hay algunos aspectos de la ley recién aprobada que generan cierta preocupación y uno de ellos es la objeción de conciencia, la cual estipula que el personal de salud podrá rehusarse a realizar la interrupción del embarazo, siempre que las instituciones canalicen a las mujeres a un lugar en donde sí puedan recibir el servicio. No obstante, esto genera algunas dificultades, puesto que las clínicas u hospitales en donde las mujeres serán finalmente tratadas podrían encontrarse a cientos de kilómetros de distancia. A lo anterior debe añadirse que la norma establece un plazo máximo de diez días entre la solicitud y ejecución del procedimiento, lo cual impediría abortar a quienes tienen embarazos de trece y catorce semanas.

El lado positivo es que la lucha sigue y basta repasar algunas estrategias emprendidas por Economía Femini(s)ta para pensar el rango de posibilidades hacia el futuro. Esta agrupación ha publicado de manera constante diversos artículos, así como tareas de recolección de datos. Durante la discusión del proyecto de ley, desarrollaron un mecanismo que sirvió para esquematizar las declaraciones de los legisladores y así poder tener mayor certeza sobre el sentido de su voto, modelo que se replicó por todo el país.

Al final del evento, la conclusión es fuerte y firme: la marea verde seguirá recorriendo Latinoamérica de norte a sur, de este a oeste.

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