SESIÓN 6
¿HACIA DÓNDE VA LA POLÍTICA EXTERIOR DE MÉXICO?
INTRODUCCIÓN
¿Hacia dónde va la política exterior de México?
Rafael Alejandro Zamora González
La adopción de medidas de corte neoclásico encaminadas a una economía de mercado y la consecuente liberalización de la economía mexicana definieron el rumbo de la política exterior del país. La libertad de comercio se convirtió en un leitmotiv para México, como evidencian los numerosos tratados comerciales que firmado —entre los que cabe destacar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Asimismo hubo cambios en la posición oficial respecto a los derechos humanos. Anteriormente se tenía una diplomacia inclinada hacia el fortalecimiento del multilateralismo, al codificación y el desarrollo del derecho internacional, pero que, como apuntan Covarrubias y Saltalamacchia, subrayaba la defensa de los intereses y los derechos de los Estados, lo que resultó en un multilateralismo tradicional o de corte estado-céntrico, así como en la falta de derechos humanos en las relaciones bilaterales. A finales de siglo se pasó de una interpretación rígida del principio de soberanía y de no intervención en los asuntos internos del país a una apertura al escrutinio crítico por parte de diversos actores internacionales (como ONGs de derechos humanos) y a una participación más activa en los foro multilaterales de derechos humanos. Sin embargo, esta apertura y el discurso de compromiso no han robustecido la defensa de derechos humanos en el país aún hoy en día.
DEBILITAMIENTO DE ESTADOS UNIDOS Y OCCIDENTE EN LA ESCENA INTERNACIONAL
Ahora bien, los intentos de Estados Unidos por "exportar la democracia", o más bien sus espectaculares fracasos, han tenido consecuencias directas en su papel en la política internacional. Hoy, bajo el mandato de Obama, Estados Unidos ya no quiere incurrir por si solo en los costos que implica ser líder mundial. Las experiencias más recientes de Estados Unidos en intervenciones en otros países han provocado que tanto el apoyo internacional cuanto interno para iniciativas estadunidenses hayan disminuido (como lo ejemplifica el caso de Siria y la utilización de drones ). En cuanto a la cuestión económica, desde la firma del TLCAN (poniendo de lado por un momento su efectividad y costos) y hasta 2012, el comercio entre Estados Unidos y México se multiplicó por cinco, y los flujos de inversión por seis. Sin embargo, la participación de América del Norte en el comercio mundial pasó de un preponderante 36% en 2001 a menos de 29% hoy en día, y continúa en declive. A pesar de que la economía internacional pareció reponerse de la crisis de 2008 a mediados de 2012, ésta ha crecido con cautelosa debilidad; particularmente la estadounidense y la europea.
NUEVA APUESTA: MIRAR HACIA ORIENTE
En contraste, China no se vio afectada de la misma manera, ya que logró mantener una tasa de crecimiento de su PIB en 9.2%.Aunque se le prevé un crecimiento más modesto, desde hace unos meses este país se posicionó como la primera economía del mundo, de acuerdo con las estimaciones del Producto Interno Bruto ajustado a la paridad del poder adquisitivo (PIB PPP).
Es así que tenemos el resurgimiento de no sólo China, sino Asia en su conjunto, con un papel mucho más importante que aquél que tuvo en el siglo XX. Sin embargo, hasta ahora México ha obtenido muy pocos beneficios de la expansión del consumo en China, tomando en consideración la creciente demanda de minerales y energéticos, el cambio en los patrones de alimentación y el surgimiento de una clase media y con altas posibilidades de consumo en el mercado chino. Si bien se han tomado pasos en esa dirección, (como la creación de la Comisión Binacional México – China tras la visita del primer ministro Wen Jiabao a México en 2004), hace falta considerar el continente asiático en general. Queda al aire la pregunta de si México debe hacer esto de manera individual, a través de más tratados de libre comercio bilaterales, como ha hecho hasta ahora, o si debe optar en su lugar por una estrategia colectiva a través de tratados multilaterales.
RETOMAR NORTEAMÉRICA
Si bien Asia del Este conforma 22% del PIB mundial, América del Norte aún aporta 29% (contrastado con un 28% de Europa). Aunque definitivamente Asia es prioridad, el que Canadá, Estados Unidos y México se acerquen en conjunto a la región Asia-Pacífico podría traer beneficios mayores al mantenerse como el bloque más grande.
Es por esto que la propuesta en este sentido debe ir encaminada a darle continuidad a las negociaciones del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP por sus siglas en inglés), el cual es un tratado multilateral de libre comercio, cuyo objetivo es liberalizar el comercio en la región Asia-Pacifico a través de la reducción de las barreras al comercio y a la inversión para avanzar hacia la creación de la que sería la nueva más grande área de libre comercio del mundo.
Asimismo, en defensa de esta propuesta de ir como región (Norteamérica) en estas negociaciones, cabe tener en mente que México es el tercer mayor socio comercial de Estados Unidos, y éste a su vez es su mayor socio comercial. Alrededor de 80% de las exportaciones mexicanas cruzan la frontera hacia el norte, y éste es la fuente principal de inversión extranjera directa en México. Es necesario retomar los esfuerzos por entendernos con Estados Unidos. Sin embargo, es que la relación está definida por una asimetría de poder. Si bien hay un nivel de interlocución sin precedentes en la relación bilateral, a este diálogo le hace falta una verdadera confianza recíproca. A pesar de que ésta es la interacción bilateral más grande a nivel mundial, al menos en términos cuantitativos, se ve reducida a la protección consular de nacionales. No se ha sabido aprovechar el cambio de la política unilateral del presidente George W. Bush al discurso de "responsabilidad compartida" del presidente Obama. La colaboración entre ambos países se ha visto limitada a los esfuerzos en materia de seguridad, que se reflejan en la Iniciativa Mérida emprendida por el presidente Felipe Calderón. Se debería ir más allá de la retórica y crear una verdadera relación bilateral, sin miedo a incidir en la política interna de Estados Unidos (por ejemplo, a través de cabilderos en el Congreso de Estados Unidos, como se hizo durante las negociaciones del TLCAN).
OTRAS ÁREAS DE OPORTUNIDAD
Por último, cabe mencionar que hay oportunidades regionales en la política exterior. Es menester tener en mente a América Latina: por una parte, retomar el liderazgo perdido en Centroamérica para buscar y participar en soluciones a problemas que la aquejan; por otra, aprovechar la cercanía y el entendimiento cultural con países en fuerte desarrollo como Brasil, en lugar de verlos sólo como rivales. Respecto a Europa, dado el contexto de una mala imagen debido a la situación de derechos humanos en el México, se puede aprovechar la oportunidad para dar un golpe de timón y reposicionar al país. Pero esto no se logrará si no hay verdaderos cambios internos de fondo, más allá de sólo una campaña publicitaria.
RELATORÍA
BIOGRAFÍA DE LOS PONENTES
María del Rosario Green Macías
Ernesto Céspedes