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Mélenchon vs. Zemmour: El debate sobre la inmigración en Francia

Bernardo Alonso Aguilar López

Francia vive tiempos de efervescencia por la elección presidencial. Según sondeos recientes del Instituto Francés de Opinión Pública, en octubre de 2021 el 30% del electorado votaría a la extrema derecha, lo cual representa un incremento considerable con respecto a la última elección en 2017.1 El pasado 23 de septiembre el candidato más visible de la izquierda, Jean-Luc Mélenchon, y el cuasi-candidato2 de la extrema derecha, Éric Zemmour, debatieron en el canal BFMTV.3 El tema central fue el más inquietante para el electorado francés: la inmigración. La importancia, coincidieron los debatientes, está en que la inmigración encarna los cuestionamientos fundamentales sobre la identidad francesa y la capacidad de convivencia frente a una sociedad compleja. Así, este breve texto pretende responder con base en los argumentos del debate: ¿Cuáles son las posturas sobre la inmigración que esgrimen estos aspirantes a la presidencia?

Antes de pasar al análisis es necesario presentar a los candidatos. Éric Zemmour es un ensayista, periodista y uno de los comentadores políticos más conocidos de Francia, quizá por su conservadurismo “reaccionario” y sus opiniones abiertamente misóginas: “el poder debe quedarse en manos de los hombres si no, se dilapida”,4 e islamofóbicas: “el islam es islamista, no hay diferencia”.5 Se define como un gaullista6 defensor de Francia como un pueblo “de raza blanca, de religión cristiana y de cultura grecorromana”.7 Zemmour es un fervoroso creyente de la teoría del gran desplazamiento, que postula que las élites bruselinas están reemplazando a la población blanca europea con los inmigrantes musulmanes. Zemmour nunca había participado en política, hasta que reveló sus aspiraciones presidenciales este año. 

Jean-Luc Mélenchon es un político de carrera. Ha sido candidato presidencial en dos ocasiones –2012 y 2017–, ministro, miembro del Senado francés, fue eurodiputado en dos ocasiones. Es un militante de izquierda, ex-trotskista, ex-socialisa, progresista, que dirige desde 2016 su propio partido llamado la France Insumise. Se le ha criticado mucho por no buscar la unidad de la izquierda para hacer un frente único. Sin embargo, ha respondido en varias ocasiones que no pretende una coalición de izquierdas si no es posible que tengan un programa común. Mélenchon postula una planificación de la economía y del medio ambiente. Urge por la fundación de la VI República, es decir una nueva constitución, en donde haya cabida para todos los franceses sin importar su religión. 

Para comprender sus posturas hay que señalar que los candidatos se dirigen a públicos distintos. Zemmour se dirige al electorado blanco, de derecha, y según sus palabras pretende lograr “el triunfo conservador de la forma clásica”: con el apoyo de las clases trabajadoras y burguesas; aunque tiene el problema de la existencia de otros partidos que son votados por esos sectores sociales: los burgueses votan el partido Les Républicains y los trabajadores votan Le Rassemblement National. Por otro lado, es evidente que Mélenchon está buscando el voto franco-musulmán. Sin embargo, cabe recordar que los franco-musulmanes tienen un voto más conservador en cuanto a que mantienen posturas más reticentes al cambio en materia de derechos sexuales. De tal forma que será un desafío para Mélenchon lograr dicha preferencia cuando él defiende el derecho al aborto. En las elecciones veremos qué factor pesa más en el voto de los franco-musulmanes. 

Primero, ¿cuál es la visión de los candidatos frente al Islam? Para Zemmour no hay una distinción entre islamismo e Islam. El argumento zemmouriano es que los franceses confunden al Islam como una religión más, pero él asegura que el Islam va más allá: es una nación –la Ouma– y por lo tanto es incompatible con los principios republicanos. Los musulmanes anteponen, según Zemmour, su lealtad a la nación musulmana antes que a Francia. Al contrario, Mélenchon considera que el Islam es una religión como cualquier otra que puede pasar por el proceso de criollización  –créolization– un proceso que consiste  en “hacer una cultura común” con base en diferentes culturas como ocurrió en las Antillas francesas. 

Con base en estas concepciones las visiones de nación son completamente opuestas. Para Zemmour el islam es incompatible con los valores franceses, pues si no son capaces de renunciar a sus creencias musulmanas jamás podrán ser verdaderos ciudadanos. De tal forma que Zemmour está a favor de la asimilación y en contra de la integración. Al contrario, Mélenchon con su teoría de la criollización considera que es posible la incorporación en la sociedad francesa y de hecho es deseable que vengan los inmigrantes, pues la mayoría vienen a estudiar y es bueno porque forjan lazos con la nación y la cultura francesa que retribuyen en el futuro. 

¿Cómo se traducen estas opiniones en acción política? Los enfrentamientos directos, el arrebato constante de la palabra, la negligencia de los moderadores, llevan a que en varias ocasiones la argumentación quede en un segundo plano. Zemmour no responde claramente la traducción de sus ideas en acción política, si lo planteamos en sus propios términos: ¿que hacer con las personas que no quieran anteponer los valores franceses a los musulmanes? Mélenchon, considera que la solución está en ocuparse de las razones de la inmigración: cooperar con los principales expulsores de migrantes, mejorar las condiciones de vida de los países expulsores, evitar la inmigración medioambiental: en una frase que la inmigración sea deseada no obligada. 

Entre las similitudes discursivas podemos afirmar que ambos candidatos plantean una degradación de la situación francesa.  Donde los candidatos son los únicos que pueden resolver -o diagnosticar- la solución que el pueblo francés necesita. Para Zemmour la degradación tiene que ver con la inmigración de personas no-europeas, mientras que el diagnóstico de Mélenchon tiene que ver con la persistencia de la Unión Europea de imponer ciertas medidas a Francia. El discurso histórico está muy presente en ambos candidatos. Para Mélenchon la criollización es un proceso de larga data en donde las culturas romana y gala tuvieron contacto entre crearon la cultura francesa, mientras que para Zemmour las migraciones son inexistents hasta el siglo XIX. 

Una característica importante, subyacente a ambos discursos, es su rechazo a la globalización y un reclamo por la soberanía nacional. Por el lado de la izquierda es un rechazo a la globalización económica pues la consideran causante de muchos males. La crisis ambiental, las crisis económicas, las restricciones presupuestarias que impone la Unión Europea a Francia en su gasto social, por lo tanto rechazan las instituciones de libre mercado y su ideología, reclamando soberanía sobre los asuntos franceses. Del lado de la derecha, Zemmour rechaza la globalización en términos morales. Pues considera que “hay jueces que se llaman el Consejo de Estado, la Corte de Derechos Humanos, la Corte de Justicia de la Unión Europea que imponen su visión ideológica y su política”.8 “Por lo tanto yo considero que es necesario retomar el poder, no quiero que los jueces se sirvan de la declaración del derecho del hombre para imponer su visión”.9

Ambos políticos aspiraron a un frente unido con su corriente ideológica pero fue imposible lograrlos. Zemmour dice que le gustaría seguir la fórmula clásica del conservadurismo en el poder de una unión entre los burgueses y los trabajadores. Mélenchon dice que le gustaría hacer una coalición de izquierda, pero considera que no vale la pena pues aunque  negociara con otros partidos el resultado serían una agenda raquítica con acuerdos mínimos y por lo tanto traicionaría sus principios. Por lo tanto hay una dificultad para la negociación generalizada al interior de los ambos campos ideológicos que es preocupante pues en política uno de los requisitos para formar gobiernos es la capacidad de negociar con la oposición.  

Aunque hay sorprendentes similitudes entre Mélenchon y Zemmour sus posturas sobre inmigración muestran claramente sus diferencias. Zemmour considera que la inmigración musulmana es incompatible con la sociedad francesa porque hay características culturales que impiden una completa asimilación. Para Mélenchon la sociedad integrada es posible mediante la criollización. Dos respuestas a la pregunta que se hacen los franceses: ¿qué hacer con la inmigración? Sin embargo, será la propia elección en 2022 la que tenga la última palabra.  

 

  1.  Según los resultados del último sondeo IFOP sobre la votación presidencial 2022: “si el domingo fuera la primera vuelta de la elección presidencial ¿por cuál de los candidatos siguientes es más probable que vote?” En octubre Éric Zemmour obtuvo entre el 12-15% de las preferencias y Jeanne Marine Le Pen obtuvo un (7-7.5%). Institut Français d’Opinion Publique-Fiducial, “Baromètre de l’élection présidentielle.” Vague 4, octobre 2021, p. 6. https://n9.cl/nfpgc.
  2. Hasta el día de hoy, Éric Zemmour no se ha declarado formalmente como candidato presidencial. No cuenta con un partido ni un equipo propio. Los “Amigos de Éric Zemmour”, un grupo de simpatizantes, comenzaron un sitio en internet para reunir fondos y firmas. No obstante, aunque Zemmour conoce de su existencia se mostró indiferente: Vid. https://n9.cl/itowq.  

  3.  La integralidad del debate puede consultarse en francés en el canal de YouTube de J.L. Mélenchon: https://bit.ly/3kWmO4r
  4.   OEED, “Eric Zemmour – On est en direct 11 septembre 2021,” 31:13-31:15, traducción propia, https://bit.ly/2YotGiJ
  5.  ibid., 43:39, traducción propia. 
  6.  Los gaullistas son fervientes seguidores del pensamiento de Charles de Gaulle. Sobre Europa, los gaullistas se centraban en la idea de Estado-nación como única entidad democrática y legítima. Christine Manigand, “L’Europe des gaullistes: Essai sur la place des gaullistes au sein des assemblées européennes (1948-1979)”. Vingtième Siècle, Revue d’Histoire. No. 116, 4, 2012, p. 9. https://n9.cl/0i6db. Zemmour, seguidor del Presidente francés Charles de Gaulle, presidente entre 1959-1969, dice que Jacques Chirac, presidente entre 1995-2007, rompió la tradición gaullista cuando separó a las clases burguesas de las trabajadoras en la intención de voto hacia la derecha. OEED, “Eric Zemmour – Op. cit. 
  7.  Ibid., 37:00-37:07, traducción propia.
  8.  Ibid, 1:53:52-1:54:05. 
  9.  Ibid., 1:54:45-1:54:50.

  10.  OEED, Op. cit.

  11.  “Conférence de Jean-Luc Mélenchon à Science Po Paris,” , 6 octubre 2021, https://n9.cl/5f1sm