Relaciones sospechosas: el K-Pop y el gobierno surcoreano

Hace meses, si el coronavirus no lo hubiera impedido, en el SePEI hubieramos organizado un seminario relacionado con el soft-power, mejor conocido como el “poder suave” o “blando”. En las discusiones sobre este concepto, surge recurrentemente el tema del K-pop o pop coreano como un ejemplo de política de soft-power, ¿pero lo es?
Joseph Nye formuló por primera vez el concepto de soft-power en la década de 1980 y en 2004 publicó Soft Power: The Means to Success in World Politics. Este concepto se refiere a la capacidad de un estado para obtener lo que desea mediante la atracción. Según esta definición, los países pueden alterar favorablemente los comportamientos de otros gracias a la atracción a su cultura, su ideología o sus políticas públicas. El soft-power es la contraposición del hard-power o la capacidad material de un estado, es decir, el territorio, la población, la fuerza económica y militar.[1] Cabe destacar que una política es clasificada como soft-power siempre que se utilice la persuasión y no la coerción, pero Nye no específica cuáles son los instrumentos de soft-power.[2]
La importancia del soft-power radica en tres factores:
- Con la proliferación de armas nucleares, los estados son más reticentes a usar sus tecnologías militares para evitar un conflicto nuclear y buscan otros instrumentos, culturales y económicos, para satisfacer sus intereses políticos.
- Las masas tienen acceso a la información, lo cual les permite presionar a sus gobiernos para someterlos a las reglas internacionales.
- Los medios de comunicación, como la televisión o el internet, facilitan el uso de políticas de soft-power.[3]
Las políticas de soft-power tienen distintos objetivos: mejorar la seguridad externa de un país y sus ciudadanos promoviendo la imagen de un estado pacífico, obtener el apoyo internacional para acciones colectivas, manipular las formas de pensar de otros países para crear normas o estándares comunes que faciliten la comunicación entre estados, empresas y grupos de interés; fomentar un sentimiento nacional de orgullo o aumentar el apoyo de un líder interno.[4] Para identificar las políticas de soft-power, Geun Lee afirma que estas deben modificar la forma de pensar de los actores o atraer o asustar a los sujetos para que modifiquen su comportamiento a corto plazo.[5]
Recientemente, Corea del Sur y el K-pop aparecen con frecuencia en las discusiones sobre soft-power porque las “olas coreanas” llegan cada vez más lejos de Asia, a las costas europeas y americanas y de allí penetran al interior de los continentes. De pronto las personas saben que existen más que chinos y japoneses, ahora también hay coreanos y quieren aprender coreano, ver videos de coreanos y comprar productos de cuidado de la piel coreanos. ¿Pero la ola coreana o hallyu, en específico el K-pop, es una política de soft-power?
Según Lee, el Estado surcoreano tiene tres principales objetivos económicos: incrementar las exportaciones coreanas, atraer inversores y aumentar el turismo internacional, para ello fomenta la creación de mercados como la industria musical.[6] En este sentido, el esfuerzo del gobierno surcoreano de promover el K-pop se podría calificar como una política de soft-power, por ejemplo, cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores (MOFA) anunció un concierto en 2012 como parte de sus esfuerzos diplomáticos para incrementar la popularidad del K-pop.[7]
Aunque el K-pop puede ser calificado como una política de soft-power, lo cierto es que elementos fundamentales de esta industria, como las agencias de idols y las compañías de televisión, no fueron creadas por el estado surcoreano, aunque sí se han beneficiado de sus políticas proteccionistas.[8]
[1] Andrew F. Cooper, Jorge Heine, Ramesh Thakur y Su Changhe. “Soft Power”. En The Oxford Handbook of Modern Diplomacy. Oxford University Press, 545.
[2] Geun Lee, “A theory of soft power and Korea’s soft power strategy”, Korean Journal of Defense Analysis 21, no. 2 (2009), 211.
[3] Cooper, “Soft power”, 548-549.
[4] Geun Lee, “A theory of soft power”, 209.
[5] Geun Lee, “A theory of soft power”, 212.
[6] Lee, “A theory of soft power”.
[7] Hwa Kyung Kim, Andrew Eungi Kim y Daniel Connolly, “Catching up to Hallyu? The Japanese and Chinese Response to South Korean Soft Power”, Korea Observer 47, no. 3 (Otoño 2016), 535
[8] Kim, “Catching up to Hallyu?”, 532-533
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