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Sesión 9

El poder del Papa: su importancia en la política internacional

Jueves 10  de marzo de 2016
18:30 hrs

Información de la sesión

Introducción
Discurso inaugural
Alam Bernal1


La política internacional tiene constantes cambios políticos, económicos y sociales. Parafraseando la oración que Jesús enseñó a sus apóstoles: la violencia es pan de todos los días. Los conflictos armados han movilizado miles de personas de sus hogares; vemos imágenes de niños, mujeres y ancianos huyendo ante el ataque despiadado de grupos armados; la gran epidemia del SIDA azota a Sudáfrica y ha dejado millones de niños huérfanos; el sistema económico ha propiciado el acaparamiento de las riquezas en un pequeño grupo de hombres, mientras que la mayoría no posee casi nada.

    Ante lo que Galbraith considera la “era de la incertidumbre”, ha aparecido una figura controversial e innovadora a pesar de tener ya casi ochenta años de vida, contrario a la imagen tradicional y conservadora que representa la iglesia católica: Jorge Mario Bergoglio, quien ha tocado temas que parecían tabús olvidados.

    ¿Pero, qué hace diferente a la opinión del Papa? La iglesia católica cuenta con más de mil doscientos millones de fieles alrededor del mundo, y es considerada la heredera de las enseñanzas de Jesucristo; se ha mantenido hasta nuestros días, lo cual habla de un manejo importante de las situaciones difíciles a las que se ha enfrentado: han caído imperios completos, regímenes e ideologías. No obstante, ha sobrevivido a todas estas circunstancias.

    Personajes de casi todos los países han visto a los papas como aliados o enemigos. En todas las épocas, el Papa ha sido una pieza importante en el juego de la política internacional, desde la salvaje persecución emprendida por Nerón contra los primeros cristianos, hasta la legalización del cristianismo y, con ello, la unión del imperio romano en el “Primer Concilio de Nicea” en el año 325.

    Otro Concilio que quedaría marcado en la historia es el “Vaticano II”. Para el teólogo español Juan José Tamayo Acosta, el concilio Vaticano II representa una reflexión colectiva en voz alta de la Iglesia Católica, que revisa en profundidad su pasado a la luz del legado de Jesús, repiensa su ubicación en el mundo, redescubre su faz humanista y evangélica, y entra en diálogo con la cultura moderna y otras confesiones religiosas –cristianas y no cristianas-.

    Para la parte conservadora de la iglesia, este concilio era un acercamiento al “comunismo”, por lo cual los jesuitas fueron acusados de incitar movimientos armados en Latinoamérica y excluidos por exaltar su preocupación por los marginados. Esto los llevo a buscar una “opción por los pobres” y adoptar principalmente la teología de la liberación como su arma de batalla, que acompañaría varios procesos revolucionarios que buscaban la liberación de las clases oprimidas.

    Este enfrentamiento y persecución contra la Compañía de Jesús fue nuevamente puesta en marcha por Juan Pablo II, quien representó la imagen de una iglesia muy conservadora, dispuesta a acabar con lo que consideraba la “amenaza comunista”. En su visita a Europa Central y del Este, Juan Pablo II alzó la voz por el perseguimiento contra la iglesia por parte del régimen soviético y dejó en claro que ahora él sería la voz de los perseguidos; incluso desde México en 1979, el Papa calificó al marxismo como “un error antropológico”.

    La caída del muro de Berlín marcaría el fin de una era, del socialismo real y de la Unión Soviética, caída que no podría explicarse sin la influencia de Juan Pablo II, su visión para acabar con la bipolaridad en el mundo y el triunfo del libre mercado sobre la socialización de los medios de producción. Ahora la lucha a la que se enfrenta Francisco será larga y el cambio, difícil. Sin embargo, la voz del Papa se hace cada vez más fuerte: llega a todos los espacios y a todos los gobiernos. El panorama muestra una oposición fuerte, pero esta transformación significará el inicio de un nuevo panorama, que se debe lograr en tiempos de incertidumbre.


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1. Estudiante de Ciencias Política y Administración Pública en la UNAM.  
Relatoría

La primera sesión del Seminario Permanente de Estudios Internacionales comenzó con el discurso inaugural de Alam Bernal, estudiante de sexto semestre de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la UNAM. El orador, valiéndose de pasajes históricos, contextualizó el tema que nos reunió esa tarde.

     El primer ponente que tuvo la palabra fue el Dr. Javier Moctezuma Barragán, quien comenzó enfatizado que todo parte de Jesús. La Iglesia ha tenido aciertos relevantes, también terribles errores. Sin embargo, la preponderancia de la Iglesia católica sigue siendo una constante. Aunque dividida en Europa y Asia, la parte Católica Romana es la que tiene mayor representación en el mundo, con 1, 200 millones de creyentes. El Dr. Moctezuma explicó que, después de la guerra, se reunieron las naciones que habían triunfado en Yalta, donde repartieron el mundo. En esa reunión emblemática, continuó el ponente, Churchill propuso a Stalin escuchar lo que la Santa Sede tenía que decir con respecto a Polonia. A lo cual, Stalin, incrédulo, respondió: ¿qué ejército tiene el Vaticano?

     Pasados los años, prosiguió el embajador, Stalin reconoció a Juan Pablo II la importancia de sus acciones después del derrumbe del muro de Berlín. El ponente reconoció la dificultad de estudiar con objetividad la situación de la iglesia católica o el papado, pues todos tenemos ideologías religiosas que afectan nuestros juicios valorativos. Sin embargo, si estudiamos la historia, sabremos que ha habido papas muy importantes. Un ejemplo relevante que ilustra esto es Alejandro VI en la división de América. Vemos después el acercamiento que propició el Papa Francisco entre Estados Unidos y Cuba: acción que, aseguró el ponente, dará muy buenos resultados. Apuntó que no podemos olvidar que fue Juan Pablo II quien inició este proyecto diplomático. Otro caso del éxito vaticano es la intervención de Juan Pablo II entre Argentina y Chile, actuación que mereció dar por terminado un conflicto perenne.

     A la inversa, la incitación de Clemente VII al propio Carlos V a tomar Roma y saquearla, y la humillación de Napoleón a Pío XVI, son ejemplos de fracasos de la actuación papal. En términos generales, la intervención papal ha sido a veces exitosa, otras veces no tanto. Sin embargo, es indiscutible que el papa es un actor en el sistema internacional, sentenció el Dr. Moctezuma.

     Vemos cosas nuevas con el Papa Francisco, afirmó el ponente en su segunda intervención. Aseguró que la visión del mundo de Juan Pablo II provenía de Europa y, sobre todo, polaca, pues su país natal fue sido invadido por la URSS y por Hitler. Además, formó parte dela cortina de hierro. En ese sentido, el Papa reyó que el comunismo y teología de la liberación eran amenaza, postura que se cristalizó en su combate frontal hacia esta forma de pensar la religión católica. Y, en América Latina, las condiciones sociales y económicas contribuyeron a buscar soluciones marxistas. A la inversa, el orador confió que Francisco es argentino, franciscano. “Alguien que vivió la dictadura de Videla sabe cómo sufren las personas en una dictadura como la que vivió ese país”.

     El Dr. Moctezuma posteriormente comentó que católico quiere decir “universal”. Atestó que se trata de una iglesia muy comprometida con diplomacia. Esta característica es más evidente a la luz de las misiones diplomáticas que estuvieron a cargo de Papas diversos a lo largo de la historia. El ejemplo más emblemático, sin embargo es Juan Pablo II. Bajo su papado el reconocimiento internacional fue impresionante. Había 80 países que tenían relaciones con el vaticano. Cuando terminó el papado de Juan Pablo II, eran 175. Siguiendo con el hilo de la diplomacia del Vaticano, el Dr. Moctezuma confirmó que China no tiene relaciones con la Santa Sede. Esto es así porque en China ha habido intentos de crear una Iglesia católica nacional. El ponente afirmó, no obstante, que no cree que tardemos en ver un acercamiento más directo entre el Gigante asiático y el Vaticano, aunque éste deba sacrificar su vínculo diplomático con Taiwán.

     ¿Qué hay sobre México? El Estado mexicano y el Vaticano tienen encuentros y desencuentros diplomáticos; entre las grandes controversias de la relación bilateral destaca el aborto. Entre anécdotas valorativas de la clase política mexicana y de su experiencia como embajador, el Dr. Moctezuma concluyó su ponencia afirmando que, en la actualidad, es necesario fortalecer el Estado laico en México, pues aún no ha acabado de cuajar. Sobre el Papa dijo que, indudablemente, se trata de un referente internacional: “lo fue antes, lo es ahora, y lo será mañana”. El segundo ponente de la sesión en tomar el micrófono fue el Dr. Roberto Blancarte, quien analizó el tema del poder del papa valiéndose de herramientas sociológicas y de teoría de Relaciones Internacionales. El ponente considera que el poder del papado es uno muy específico que no se puede comparar con otros tipos de poder: no es estrictamente una Iglesia, tampoco un poder político.

     Además de su fuerza simbólica, la Iglesia católica sabe que debe tener fuerza jurídicamente establecida. El Dr. Blancarte aclaró que, lo que llamamos Santa Sede es un sujeto de derecho internacional sui generis, cuya figura religiosa más cercana podría ser el Dalai Lama, quien ostenta el título de Líder espiritual y temporal del Tíbet. La Santa Sede es, por un lado, reconocida internacionalmente por motivos religiosos; por otro, es Estado y Cabeza de la Iglesia católica. Y es en virtud de ésta última característica que el Estado Vaticano tiene presencia internacional.

     El orador nos recordó que, en el siglo XX, durante el fascismo de Mussolini, se firmaron los Tratados de Letrán, mediante los cuales se concedió soberanía política a una Iglesia que había tenido Estados pontificios y territorios, pero que los había perdido en 1870. En palabras del Dr. Blancarte estos tratados fueron “un pretexto de representación política”. Entre 1870 y 1929, la Iglesia perdió su capacidad de soberanía política. A pesar de ello, hubo muchas naciones católicas que mandaban enviados políticos a Roma, los cuales, sin embargo, no podían conjurar la figura jurídica del embajador, pues carecían de protección diplomática y, al final del día, de reconocimiento del Estado italiano. Se trataba de puestos más bien simbólicos, no reales. Parafraseando a Giancarlo Zizola, el ponente comentó que la mejor manera de que la iglesia católica establezca relaciones con el resto de las iglesias es que abandone toda su capacidad política. La Santa Sede no tiene poder militar, tampoco fuerza económica o comercial. Su fuerza verdadera es el peso simbólico de sus acciones, ejercida mediante los mensajes, apariciones y ceremonias papales. El Dr. Blancarte nos insta a saber que, aún dentro de la Iglesia católica, el poder del Papa es, paradójicamente, grande y pequeño al mismo tiempo.

     Durante su segunda intervención el Dr. Blancarte habló de los elementos sobre los cuales se posa la legitimidad del Papa. Es legitimidad sagrada, no duda en conceder el ponente. Desde luego, también disfruta de legitimación aristocrática o “gerontrocrática”. Sobre la forma de gobierno del Estado Vaticano, se dijo que la iglesia católica no pretende ser democrática; a la inversa, concentra los tres poderes de una federación en la figura del Papa. No obstante el carácter absolutista de la división del poder político dentro del Vaticano, el único proceso democrático que se celebra en su seno es el más relevante: la elección del Santo Pontífice. Una vez electo, ésta figura concentra todo el poder, lo cual lo convierte en el único soberano absoluto del mundo.

     Pero curiosamente, a pesar de ello, tiene muy poco poder. Porque “esto de las Iglesias” se va vuelto un asunto de voluntariado; es decir, en las Iglesias están sólo quienes quieren estar. El Papa tiene soberanía absoluta sobre una cantidad determinada de obispos —entre otras figuras religiosas de autoridad— que le hacen caso cuando quieren, porque el Santo Pontífice no tiene forma de coaccionar mediante las fuerza a sus súbditos. Si se quiere analizar como una institución política, no se entiende la parte religiosa, y viceversa. Para que el Papa consiga que lo obedezcan, necesita autoridad moral; sin ella no se puede hacer cumplir su voluntad. Pero el problema de la autoridad moral es que en la Iglesia todos creen que tienen autoridad moral. Esto se explica porque el Papa es obispo de Roma. Pero el resto de obispos del mundo tienen las mismas capacidades y facultades que el obispo de Roma en sus propias diócesis. Se trata, en opinión del Dr., del mismo problema que surgió entre Roma y Constantinopla. Dentro de la Iglesia el verdadero conflicto es el que hay entre predominio de Roma y quienes piensan que se debe gobernar de otras formas.

     Es muy importante distinguir entre el poder el Papa, el de la Iglesia, o el de los católicos. Asimismo, el Vaticano tiene un problema de representación, pues los católicos mexicanos están representados por el Estado mexicano, católicos brasileños por Brasil. Cuando se habla la santa sede ¿A quién representa? Se pregunta el orador. Cuando se habla de su poder, no podemos decir que emana de su representación política.

     Sobre las características de cada papado, el tema de cultura política también es relevante. El Dr. Blancarte afirma que la Santa Sede tiene su propia cultura política, que ha desarrollado de manera institucional. No obstante, cada Papa trae consigo cultura política propia que imprime al papado. Es imprescindible conocer el contexto de Bergoglio para entender al Papa Francisco.
Finalmente, en la sesión de preguntas y respuestas, el ponente afirmó que es falso creer que los jesuitas fueron los grandes promotores de la teología de la liberación; a la inversa, llegaron a ser la facción más conservadora de la Iglesia, es por ello que los expulsaron de muchos territorios. Hay que voltear a ver a los dominicos para entender al grupo que promovió prácticas más liberales en la Iglesia.

     Finalmente, el Mtro. Mario Arriagada tomó la palabra para afirmar que, a pesar de que la Iglesia tiene legitimidad sustentada en la moral, también es una institución descentralizada, gigantesca. La Iglesia de hoy, prosiguió, no es la misma de ayer: es una trampa creerla una institución que nació hace siglos. El papel del Papa debe ser contextualizado, pues no se puede ver la Iglesia contemporánea como heredera de instituciones anteriores. A diferencia del Dr. Blancarte, el ponente consideró prudente analizar la Iglesia católica como un todo. Aseguró que, si pensamos la Iglesia católica no sólo como comunidad de creyentes y la entendemos como una corporación compleja, como un “actor transnacional” (dejando de lado la parte religiosa) nos daremos cuenta de que es una institución muy dinámica. El Mtro. Arriagada considera que el Papa es la cabeza de una red verdaderamente rica, que goza de presupuestos anuales que rondan los 100 millones de dólares. Además, la Iglesia católica tiene gran capacidad de cabildeo, apoyada sobre un gran músculo burocrático. El ponente afirmó que el Papa posee un poder simbólico inherente. Anima las redes a resignificar los símbolos y la cultura. En su segunda intervención, el ponente consideró que no es casualidad que Laudato Si’, la encíclica del Papa Francisco, tenga que ver con la agenda internacional contemporánea; hay una mancuerna, piensa el orador, entre el aparado diplomático de la Iglesia católica y aquellos que ponen sobre la mesa los grandes temas de la agenda global. Y ello es así porque organizaciones como Naciones Unidas puede paralizarse en algún momento y, en ese caso, se necesitará de organizaciones como la Iglesia católica para embalsamar su atrofia.

     Hay un reto y un límite grande de la Iglesia en el mundo, recuerda el ponente, y consiste en que hay raison d’État, por un lado, y raison d’Église, por otro. Debido a esta bifurcación de lógicas de comportamiento, es posible identificar prioridades institucionales que la Iglesia católica nunca va a arriesgar. En ese sentido, la unidad es el gran límite internacional de la Iglesia católica en el sistema internacional. Es un problema institucional cualquier medida que la “nichifique”. El ponente continuó diciendo que la Iglesia es universal, no global. No es “universal” en el sentido ambicioso, más bien, el epíteto se refiere a su carácter no sectario, no de nicho. “Es como una wiki”: no sólo de ricos, solo de pobres; ni de blancos, ni de negros.

Biografía de los ponentes

Mario Arriagada
Estudió Ciencia Política en El Colegio de México y en London School of Economics. Ha sido director de Seguridad Nacional en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. También fue Asesor ejecutivo para investigación en el Senado de la República. Recientemente fundó “Democracia Deliverada”, una iniciativa local que promueve las prácticas democráticas y transparencia al interior de los partidos políticos. Y es editor de la revista Nexos, donde, además, es colaborador regular. Actualmente es asesor de investigación en el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República.

Javier Moctezuma Barragán
El Dr. Javier Moctezuma Barragán es abogado por la Escuela Libre de Derecho y doctor en Derecho, Universidad Nacional Autónoma de México. Ha sido profesor en diversas áreas del derecho en la UNAM, UP, ITAM. Desde 1992 es tutor en el posgrado de la facultad de derecho de la UNAM. A lo largo de su carrera profesional, el Dr. Moctezuma ha desempeñado en diversos puestos, entre los cuales destacan: encargado de los asuntos legales en la Embajada de México en Washington, D.C., Subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos, Secretaría de Gobernación t Embajador de México ante la Santa Sede de 2003 a 2005. Es, desde 2010 y hasta la fecha, es director general de la Fundación Gonzalo Río Arronte, I.A.P


Roberto Blancarte
Es licenciado en Relaciones Internacionales por El Colegio de México y Doctor en Ciencias sociales por la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París. Ha ocupado diversos cargos en el servicio público, entre los cuales destacan: Consejero en la Embajada de México ante la Santa Sede. Coordinador de Asesores de la Subsecretaría de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación. Además, ha sido director y coordinador académico del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México. Es posible encontrar en su bibliografía títulos como Historia de la Iglesia católica en México y El pensamiento social de los católicos mexicanos, obras publicadas por el Fondo de Cultura Económica. Actualmente, es profesor investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México e investigador asociado del Grupo de Sociología de Religiones y de la Laicidad. 



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